Normalmente cuando tenemos un problema no sabemos qué hacer, lo atribuimos a la mala suerte o a una maldición que alguien nos echó. Luego creemos que nadie ni nada nos va a ayudar y decidimos investigar de qué forma salir del paso y traer de nuevo la buena suerte. Pero el truco que te voy a enseñar hoy es tan fácil que no te vas a creer que funcione. Todo consiste en entregárselo a Dios.
Si, o como lo llames tú: universo, Dios, Alá, Jesús, fuente divina, divina providencia, espíritu santo…. Un sinfín de nombres para la misma cosa. La realidad es que aunque nos creamos que sabemos de sobra lo que es mejor para nosotros e incluso nos atrevemos a imponer a los demás nuestra solución a sus problemas, no tenemos ni idea de qué es mejor para nadie y menos para nosotros.
De hecho un curso de milagros dice “¿cómo intentas ayudar a tu hermano si no eres capaz de ayudarte a ti mismo?”. Cuando las ideas vienen de la mente consciente todo nos suele salir mal. Por ejemplo pensamos que la única forma de ganar dinero o la más rápida es con un trabajo o la lotería. Cuando hay miles y miles de formas estúpidas e increíbles de ganar dinero, tener una casa o conseguir una pareja. Ya lo dice la Biblia, “Dios sabe hasta el número de cabellos que tienes”, eso quiere decir que sabe cuál es la solución adecuada a tu problema.
Por eso la mejor solución es entregar nuestros problemas a Dios, y la mejor forma es decirle a Dios algo así como que te solucione tu problema de deudas por ejemplo, así al entregárselo después ya no te pases buscando la forma de cómo salir del aprieto económico ni de cómo encontrar a tu pareja ideal, ya te puedes quedar sentado en el sillón de tu casa que Dios te lo traerá.
Eso no quiere decir que te despreocupes de todo, sino que sigas haciendo tu vida normal, pero no que te pases las 24 horas pensando en tu problema, ya que el universo sólo entiende un lenguaje, y este es la emoción. Así que imagínate si te pasas el día con la sensación de estar hasta arriba de deudas o triste porque te sientes solo y sin pareja.
Puede que la solución que te de no te guste, pero un curso de milagros dice que a veces algo que crees que te hace feliz luego te da más penas que otra cosa que al principio parecía mala.
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