“Imagina una mujer que cree que es justo y bueno ser mujer,
una mujer que honra su experiencia y cuenta sus historias,
que se niega a cargar con los pecados de otros
en su cuerpo y en su vida...
Imagina una mujer que cree en su bondad,
una mujer que confía en sí misma y se respeta,
que escucha sus propias necesidades y deseos,
y que los satisface con ternura y gracia...
Imagina a una mujer que cree en su pertenencia al mundo,
una mujer que festeja y celebra su propia vida,
que se siente alegre de estar viva...
Imagina una mujer que ha reconocido la influencia del pasado
sobre el presente,
que ha caminado por su pasado,
que ha sanado su presente...
Imagina una mujer enamorada de su propio cuerpo,
una mujer que cree que su cuerpo es suficiente tal como es,
que celebra su cuerpo como compañero digno de confianza
y su ritmo y ciclos como un recurso exquisito...
Imagina una mujer que abraza su propia sexualidad como propia,
una mujer que se deleita en el placer que se da,
que experimenta todos sus sentimientos y sensaciones eróticas
sin vergüenza ni culpa...
Imagina una mujer que honra el rostro de la diosa
en su propio rostro cambiado, una mujer que celebra la acumulación de sus años y de su sabiduría, que se niega a usar su preciosa energía de vida, para disfrazar los cambios de su cuerpo y de su vida...
Imagina a una mujer que es autora de su propia vida,
una mujer que imagina lo divino a su propia imagen y semejanza,
que diseña su propia espiritualidad
permitiéndole que forme su vida diaria...
Imagina a una mujer que valora a las mujeres de su vida,
a una mujer que se sienta en círculos de mujeres
para que se le recuerde su propia verdad cuando la olvide...
Imagina a…
una mujer sin vergüenza, que está llena de sí misma,
una mujer poderosa, que está despierta a su propia verdad,
una mujer valerosa, que ha asumido su justo lugar al lado de los hombres, una mujer sabia, cuyas creencias respecto a sí misma se reflejan en sus relaciones…
Imagina que eres esa mujer…"