En teoría toda persona puede cambiar, tenga la edad que tenga aunque, en la práctica, nos encontramos una y otra vez con intentos fallidos, resistencia al cambio, miedos que impiden hacer demasiadas cosas, “ganancias secundarias” y, sobre todo, una gran falta de motivación y fuerza de voluntad.
Los obstáculos para el cambio
Creer que no se puede cambiar. A menudo, la idea mantenida por muchas personas de que cada uno es como es y hay muchas cosas que no pueden cambiar, es uno de los principales obstáculos. Para cambiar tienes que empezar por creer que puedes hacerlo y ser consciente de que el ser humano es tremendamente moldeable y adaptable. Al fin y al cabo, somos una especie capaz de sobrevivir incluso en circunstancias tremendamente adversas o extremas, como fueron las antiguas glaciaciones. No habríamos sobrevivido si no fuéramos capaces de cambiar.
La falta de esperanza. La incesante lucha por cambiar sin lograr nada puede hacer que una persona pierda la esperanza y la motivación y, simplemente, decida rendirse porque ya no sabe qué más intentar para tener éxito. Sin esperanzas ningún cambio es posible.
Si este es tu obstáculo, estos dos artículos pueden servirte de ayuda:
•Cómo aumentar la esperanza
•Los beneficios de la esperanza
El uso de estrategias inadecuadas. A menudo, las estrategias que una persona ha estado utilizando para solucionar un problema o cambiar algo, no son las adecuadas. Por ejemplo, una persona puede estar empeñada en librarse de su ansiedad a toda costa, exigiéndose que debe mantener la calma y castigándose con desprecio al no conseguirlo, cuando lo que necesita es aprender a relacionarse con su ansiedad de otra manera y a convivir con ella. O bien, puede reaccionar evitando todo aquello que le causa ansiedad, al tiempo que se siente mal por privarse de muchas cosas que desearía hacer. Son estrategias que no funcionan, por mucho que lo intentes, pero que minan la moral de una persona tras acumular demasiados fracasos. Es decir, a veces el verdadero problema no es la ansiedad, sino la solución que estás intentando dar a ese problema.
El mindfulness y las terapias basada en mindfulness, como ACT, pueden aportare un nuevo punto de vista, estrategias diferentes y nuevo modo de relacionarte con tus problemas.
Las falsas expectativas. Cambiar no significa convertirte en una persona diferente. Nunca vas a dejar de ser quien eres. Si eres, por ejemplo, una persona introvertida no vas a volverte extrovertida ni hay ningún motivo para querer cambiar esto, puesto que es un modo de ser normal. En todo caso, el cambio debería estar encaminado a aceptarte y valorarte como eres. Lo que sí puedes hacer, si crees que te puede beneficiar, es mostrar un mayor número de conductas extrovertidas en ciertas ocasiones. Al hacer esto, estás aceptando como eres y el hecho de que necesitas más ratos de soledad y de tranquilidad que una persona extrovertida pero, al mismo tiempo, aprendes a mostrarte más extrovertido en los momento en que eso puede beneficiarte. Y lo mismo podemos decir respecto a otras características de nuestra personalidad.
Por tanto, antes de plantearte que quieres cambiar algo de ti pregúntate: ¿realmente necesito cambiar esto? ¿Es un defecto, un trastorno, un problema, o es tan solo un modo de ser normal que necesito modificar ligeramente porque eso me beneficiaría?
La ganancia secundaria. Una mujer de 24 años había desarrollado una fobia a tragar todo tipo de alimento sólido. Se trata de una fobia más de las muchas que pueden tener las personas. No obstante, al observar de cerca su ambiente familiar, podías ver que su familia estaba totalmente volcada en ella, preparándole comidas especiales y tratándola con un cuidado especial. Si antes se sentía un poco abandonada dentro de una familia atareada con sus asuntos, ahora parecía ser el centro de atención, se sentía especial y seguía teniendo a alguien que la cuidara como una niña. En el fondo, tenía un gran miedo a ser adulta y a la independencia que eso conlleva. Es decir, a veces, una persona se niega a intentar solucionar un problema o trastorno porque le aporta algo, aunque no sea consciente de ello. Por tanto, es muy importante atreverse a ser sincero con uno mismo y preguntarte si estás obteniendo alguna ganancia secundaria que te impide el cambio y si necesitas ayuda profesional para superarlo.
La pereza y la falta de motivación o de fuerza de voluntad. Este es un obstáculo importante en temas como perder peso, dejar una adicción o hábito u otros cambios que requieren una buena dosis de esfuerzo y de fuerza de voluntad.
http://motivacion.about.com/od/psicologia/fl/iquestPuede-cambiar-la-gente.htm