Es bastante recurrente que las relaciones de pareja repentinamente se hallen contaminadas por torrentes de Afectos Negativos. En múltiples situaciones, éstos surgen producto de la desavenencia ocasionada cuando alguno de los miembros con o sin intención, le causa algún daño al otro. Esto a su vez, lleva a la contra-parte afectada a experimentar una serie de afectos nocivos como dolor, sufrimiento, angustia, desconfianza, ira y otros, que de no prestarles atención adecuada y a tiempo, terminan convirtiéndose en resentimiento, rencor, furia y hasta venganza.
Lidiar con este tipo de afectos negativos no es una tarea fácil, si les permitimos habitar nuestro Sistema Afectivo por un espacio prolongado de tiempo, sencillamente se adueñaran de nuestro sentir, pensar y actuar. Razón por la que resulta de crucial importancia identificar con exactitud lo que estamos sintiendo, aceptar y enfrentar los Afectos Negativos para después conscientemente dejarlos volar fuera de nosotros.
Durante los siete años que llevo navegando mar adentro en mi relación de pareja, he tenido que enfrentar fuertes tormentas que por momentos han amenazado con hacer naufragar la relación. Sin embargo, lo que me ha permitido continuar adelante ha sido el haber adoptado una postura activa y constructiva frente a esas emociones y sentimientos de Mal-Estar.
En primer lugar me he permitido enfrentar cara a cara a mi ego herido. El ego es el primero en protestar por un agravio recibido. Enfrentar el ego resulta demasiado relevante en tanto que, es nuestro ego herido el que sangra, el que sufre, el que se sume en el dolor, el que tiene la necesidad de ofenderse profundamente y busca salidas desesperadas y egoístas para aliviarse. Si nos dejamos guiar por el petulante ego herido, no lograremos sobreponernos a la situación para observarla y reflexionarla desde afuera con dignidad, tranquilidad, sensatez y cordura.
Si mantenemos centrada la atención en el daño causado por nuestra pareja, no seremos capaces de reconocer con tranquilidad y libres de culpa, que por acción u omisión somos corresponsables del Mal-Estar Afectivo que estamos experimentando. Por el contrario, si conseguimos poner nuestro ego a raya, si lo reducimos a su mínima expresión, seremos capaces de volcar nuestra atención hacia nosotros mismos. Este es un avance importante en la elaboración y construcción de un proceso para perdonarnos a nosotros mismos.
Perdonarnos a nosotros mismos es un proceso que exige profusa paciencia e inquebrantable voluntad. Paciencia para soportar por algún tiempo el Mal-Estar propio de sentir y pensar que a nuestra pareja no le fue posible Valorarnos, Cuidarnos y Apreciarnos lo suficiente. Voluntad para llevar a cabo diariamente y a cada momento practicas que nos permitan enfocar nuestra atención en nosotros mismos, en lo que queremos, en lo que sabemos, en lo que hacemos y podemos llegar a hacer y ser con todas nuestras habilidades y potencial. Esta es la mejor forma de evitar que los afectos negativos nos inunden, porque si lo permitimos, éstos nos arrebatarán nuestra preciada e invaluable tranquilidad.
Pensar en nosotros mismos nos permite tener una mejor Autovaloración. Es decir nos permite evaluarnos mejor, tomar conciencia de todo lo que queremos y no queremos, de todo lo que sabemos y no sabemos, de todo lo que podemos y no podemos, de todo lo que creemos, de todo lo que soñamos y la forma en que podemos materializar esos sueños. Una justa y en lo posible objetiva valoración de nosotros mismos nos permitirá sentir aprecio y estima por nosotros mismos. De esta forma estaremos contribuyendo considerablemente con el cuidado de nuestra valiosa Salud Afectiva.
Sin darnos cuenta, nuestros afectos negativos poco a poco empezarán a transformarsen en Afectos Saludables. Al margen del daño que otro nos pueda causar, tenemos la responsabilidad de transformar esa realidad en una oportunidad para conocernos y valorarnos más y mejor. Tenemos la responsabilidad de cuidarnos y esto implica enfocar nuestra atención en nosotros mismos, en lo mucho que valemos. Es conveniente apelar al Sentido de Autocuidado para que la rabia, la frustración, la angustia, el resentimiento y todas las emociones y sentimientos negativos que podamos experimentar, se vayan disipando producto de no permitir que la causa de esos afectos nocivos anide en nuestros pensamientos.
Este es un paso importante, si lo practicamos conscientemente con toda seguridad, nos dejará sintiéndonos mucho mejor con nosotros mismos. Lo puedo afirmar categóricamente, por experiencia propia sé que ¡¡¡funciona!!!
Ahora es necesario tener en cuenta un segundo elemento, o mejor dicho un segundo actor, nuestra pareja. En este caso hay que apelar a la Valoración Interpersonal. Evaluar con justicia y sin apuros el comportamiento de nuestra pareja; lo que han sido sus hechos, su historia, su aporte a la relación, las causas que le llevaron a tener un comportamiento egoísta que nos lastimó, la razón por la que actuó sin pensar en el daño que sus acciones podían ocasionar, los afectos y creencias que suelen motivar sus actitudes. En síntesis, es necesario que hagamos una concienzuda y lo más objetiva posible, Lectura Afectiva de nuestra pareja.
Lo que viene después es valentía, carácter, criterio y firmeza para tomar decisiones. Si luego de una concienzuda Lectura Afectiva de nuestra pareja, (sin permitirnos caer en el Autoengaño, sin ver lo que queremos ver, sólo viendo lo que han sido y son los hechos, la realidad) llegamos a la conclusión que lo más sensato es no continuar con la relación… Pues de todas formas estaremos haciendo lo correcto en tanto que seremos capaces de sacarle provecho al aprendizaje de esa vivencia. Si nuestros afectos están en paz y tranquilos, no estaremos sufriendo por algo que ya esta fuera de nuestro control, y en esa medida seremos capaces de perdonar, aunque perdonar no siempre implique tener un vínculo con quien nos causó algún daño. Es posible perdonar y tomar distancia cuando las circunstancias así lo ameritan.
Pero si la conclusión a la que llegamos luego de esa concienzuda Lectura Afectiva de nuestra pareja, es que definitivamente vale la pena continuar apostándole a la relación porque los hechos demuestran que aunque en un momento determinado, nuestra pareja actuó sin pensar en el daño que podía ocasionar; tiene voluntad para repararnos y sus actuaciones no han tenido una mala intención de fondo…. Lo que nos queda es asumir una Actitud Formativa y constructiva. Mantener nuestros afectos en paz y tranquilos, evitar juzgar, comunicar con firmeza y asertividad cual es nuestra postura y como esperamos ser reparados. Estar receptivos y atentos a los actos de reparación que a cada momento debe llevar a la práctica nuestra pareja; como muestra de su voluntad para continuar construyendo la relación y como muestra que es consciente y reconoce el daño que causó.
En últimas, con todo esto nosotros mismos seremos los más beneficiados. Aunque nuestra relación de pareja continúe o no, seremos capaces de perdonar y el perdonar nos permite ir por la vida ligeros de cargas, libres de culpa, con la consciencia despierta y tranquila. Perdonar nos permite mantener una óptima relación con nosotros mismos. Tener una óptima y satisfactoria relación con nosotros mismos, es lo que nos da la Fortaleza Afectiva necesaria para continuar avanzando con dignidad y decisión; para convertir las dificultades en aprendizajes y oportunidades, para empezar de nuevo una y otra vez, para aprovechar al máximo y con denodado entusiasmo este corto viaje por la fascinante existencia humana.
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