¿SE PUEDE MEDIR LA GRATITUD?
Parece difícil, desde luego. Sin embargo, con la ayuda de tres supuestos prácticos, quizás lleguemos a alguna respuesta sobre si es posible medir el agradecimiento.
Cuando alguien hace un favor a otra persona, que a aquél le supone un gran sacrificio o en el que emplea mucho tiempo o dinero, parece que la otra persona, la que recibe el favor, debe estar inmensamente agradecida. En este caso parece que su gratitud debe ser máxima. Así por ejemplo, si una persona pobre comparte la mitad de su único plato diario de comida, parece que la otra persona debe estar enormemente agradecida.
Sin embargo, ¿qué pasa si el favor realizado no aporta nada a quien lo recibe? Es el caso en el que, pese al esfuerzo de quien lo hace, el gesto no supone beneficio alguno al otro. Siguiendo con el ejemplo anterior, supongamos que quien recibe la mitad del plato de comida del pobre es una persona enormemente rica, con recursos suficientes para comer donde, cuando y cuanto desee. En tal caso parece que la gratitud ya no debe ser tanta.
A sensu contrario. Pongamos el caso en el que el esfuerzo o recursos empleados por quien hace el favor son mínimos. Sin embargo, pese al escaso esfuerzo, el gesto aporta un inmenso beneficio a quien lo recibe. Sería el caso de que quien comparte su plato es un rico, que en realidad está dando las sobras de su comida, aquello que no se va a comer nunca. Y lo comparte con un pobre, a quien alimentará con dichas sobras durante un día entero. En este caso ¿cuál debería ser el agradecimiento de quien recibe el favor? Ya no parece tan sencilla la respuesta.
La solución al dilema viene de uno de los sabios universales de todos los tiempos: Aristóteles. Según el estagirita la gratitud SÍ se puede medir. La clave está en encontrar el término medio entre el esfuerzo empleado por quien hace el favor y el beneficio que dicho favor reporta a la otra persona.
El punto exacto de equilibrio sacrificio-beneficio sería el grado máximo de gratitud. Es decir, cuando la cantidad de esfuerzo y beneficio es la misma, el agradecimiento debe ser máximo. Y a partir de ahí la gratitud ha de ir disminuyendo proporcionalmente.
Terminando con el ejemplo anterior, podríamos decir que la gratitud será máxima cuando el rico comparta su comida con el pobre durante muchos días de su vida. Mientras que el pobre…, bueno el pobre simplemente será feliz.
Y provocar esa felicidad no tiene precio.
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