Gente negativa hay en todas partes: en el trabajo, en el vecindario o hasta en tu propia casa. Tú o yo, mismamente, podemos rebosar negatividad y esparcirla por ahí en ciertos momentos de nuestra vida.
Pero, ni los demás tienen porqué tragarse tu negatividad, ni tú tienes porque cargar con la de ellos.
La actitud es contagiosa, sí. Aunque, en este caso, puedes ir prevenido para evitar el contagio.
¿Cómo? Apuntemos ideas:
Desvía los temas de conversación
Te encuentras con la vecina y, antes de terminar el saludo, comienza a poner verde al recién llegado al barrio. Pobrecito.
O estás en el trabajo y llega el quejoso crónico, ése que monta un drama hasta cuando pierde el bolígrafo.
¿Solución? No te unas a esas conversaciones que te dejan el ánimo por los suelos. Y, si no te queda más remedio, cambia de tema.
A la vecina le dices que está muy guapa y al compañero llorón que te encanta el amanecer otoñal. Lo que sea.
El siguiente paso es salirte de ahí y seguir con lo tuyo.
Mantén la distancia
En el caso del quejoso que hemos visto, por ejemplo, no te involucres demasiado.
Bríndale tu apoyo, tu consejo, tu mejor sonrisa, pero no trates de “salvarlo” para que vea la vida de una manera más positiva. Porque lo más probable es que seas tú el que quede engullido por esa nube de negatividad.
¿Qué pasa si no le interesa cambiar y lo único que busca es atención?
Por eso, procura que tus interacciones con personas que drenan tu energía (quejosos, envidiosos, criticones, etc.) sean cortas y directas.
Mantén la distancia con ellos.
Deja que te resbale
Si, a pesar de todo, llega el típico impertinente a hacer su comentario glorioso del día, acostúmbrate a que te entre por un oído y te salga por el otro.
(El gracioso) — Qué corte de pelo tan original. Parece que te lo ha hecho una oveja a bocados.
(Tú) — Sí. ¿A que hizo un buen trabajo?
En definitiva, si te tiran la negatividad encima, sacúdetela.
Más detalles, aquí: Cómo evitar que las palabras te hieran.
¿Y qué pasa si no resbala?
Si estás afectado por la negatividad que han vertido sobre ti en forma de un mal comentario o por una conversación deprimente, tranquilo.
Ante todo, presta atención a tus emociones, a lo que sientes en ese momento (tristeza, ira…). No te tragues el disgusto sin más y permítete a ti mismo sentirte así.
¿Para qué? Para poder liberar ese malestar. ¿Cómo? Yendo a pasear, viendo una película divertida, tomando un baño…
Elige una actividad “curativa” y así recuperarás la energía perdida.
Ahora, ya sabes qué hacer la próxima vez.
http://tusbuenosmomentos.com/2013/09/protegerte-negatividad-otros/