Considerado como uno de los “Siete Príncipes del Infierno”, Leviatán es para muchos interpretes una forma simbólica del mismo Satanás. Él es el “Dragón que está en el mar” del que habló el profeta Isaías , la Serpiente Antigua, el terrible “Amo Demonio de los Océanos” referido en el Diccionario Infernal de Collin de Plancy…
Leviatán (לִוְיָתָן: “torneado”, “en espiral”; pronunciado como “Livyatan” en hebreo estándar y como “Liwyatan” en hebreo tiberiano), asociado y a veces hasta visto como un sinónimo del mismo Satanás, es también una bestia marina del Antiguo Testamento y de la tradición judía. Pese a que en hebreo moderno su nombre simplemente significa “ballena” y pese a ser considerado una mera bestia bíblica por ciertos intérpretes, “Leviatán” ha sido y será siempre un nombre que en el imaginario popular y en la mente de algunos expertos traiga consigo cuestiones relacionadas con El Mal y los demonios.
En el Cristianismo, Leviatán es usualmente considerado como una forma de Satanás, asociación que en gran parte se debe a que la expresión “serpiente antigua” se vincula con ambos nombres.
Algunos intérpretes han sugerido que Leviatán es un símbolo de la Humanidad que se opone a Dios; en este lineamiento teórico, también han dicho que las bestias del Libro de Daniel y del Apocalipsis son en realidad seres metafóricos.
Por otra parte y en base a muchos pasajes del Antiguo Testamento, Leviatán ha pasado a ser una representación de las naciones —Asiria y Egipto, por ejemplo— en guerra contra Israel, por lo que en un segundo plano simbólico Leviatán podría representar al Demonio al poderse interpretar a Israel como el Pueblo de Dios.
El demonio Leviatán
Se cree que, antes de caer, Leviatán pertenecía a la orden de los Serafines, la primera jerarquía angélica de entre las nueve existentes. Así, Leviatán habría estado entre los “ángeles de la caridad”, entre los seres que están más cerca del Padre y que pasan la eternidad contemplando y disfrutando la belleza del Todopoderoso y cantándole a su gloria sempiterna mientras esparcen sus rayos de amor sobre la Creación.
En la demonología medieval algunos creían que Leviatán era un demonio acuático que intentaba tomar posesión de las almas y que resultaba muy difícil de expulsar mediante el rito exorcista. Otros simplemente lo veían como una imagen de Satanás.
Para Santo Tomás de Aquino, Leviatán era el demonio de la envidia y, de entre todos los habitantes del Averno, él era el primero en encargarse de castigar a los envidiosos.
Según el jesuita Peter Binsfeld, Leviatán es, dentro de los siete príncipes del infierno, el que representa[1] el pecado capital de los celos. Al menos así lo describe dentro de su De confessionibus maleficorum et sagarum, libro que es uno de los pilares de la demonología renacentista (fue publicado en 1589).
Más tarde, Sebastían Midhaelis habría de dividir a la elite de los demonios en tres categorías, poniendo ocho demonios en la primera, cinco en la segunda y tres en la tercera. Allí Leviatán sería situado en la primera categoría como un demonio caracterizado por atacar las creencias religiosas, por inducir al paganismo, al ateísmo, al escepticismo arreligioso…
Dentro de todo lo que se ha dicho sobre Leviatán hay algo de suma importancia en tanto que supuestamente fue dicho por un demonio…De esto nos habló el Padre Sebastien Michaelis en sus escritos sobre el caso de posesión de la hermana Madeleine, acaecido en 1647 dentro del convento de Louviers en Aix-en-Provence. Ahí, Sebastien Michaelis nos cuenta que, en el contexto de los exorcismos, el demonio Bablerith (uno de los tantos demonios que poseían a la monja de dieciocho años) soltó los nombres de los otros demonios que poseían a la monja, dentro de los cuales estaba Leviatán, demonio que, según dijo Balberith, tendría de enemigo especial a San Pedro, se encargaría de incitar a los hombres a cometer sacrilegios y sería el gran enemigo de los santos.
Ya casi dentro de lo que es la actual demonología, en su Diccionario Infernal publicado en 1863, Collin de Plancy nos presentará al alto mando infernal dividido en cinco grupos: el primero, de príncipes y altas dignidades; el segundo, el de los llamados “ministros de despacho”; el tercero, el de embajadores; el cuarto, el de los encargados de impartir la justicia en el infierno; y el quinto, el de los encargados de las distintas funciones dentro de la gran mansión llamada “Casa de los Príncipes”. Dentro de todas esas divisiones Leviatán se encuentra en el grupo de los ministros de despacho y ocupa la función de Gran Almirante, dirigiendo la Armada del Infierno y siendo así mismo el “Amo Demonio de los Océanos” y el “Rey de las Bestias”, títulos de los cuales el primero comporta la cualidad de que Leviatán no puede ser lastimado por arma humana alguna cuando se materializa.
Finalmente, de acuerdo a La Biblia Satánica de Antón Szandor LaVey, Leviatán es, dentro de los llamados “Cuatro Príncipes de la Corona del Infierno”[2], aquel que representa al elemento del agua y gobierna el Oeste en el infierno y en la Tierra (en tanto zona que sufre influencias demoníacas). Al pertenecerle el elemento del agua, Leviatán es asociado con la vida y la creación y, en el marco de los rituales satánicos, se lo representa con un cáliz. La Iglesia de Satanás usa, para representar a Leviatán, las cinco letras hebreas de “לִוְיָתָן” dispuestas en las cinco puntas del Sello de Baphomet. Las letras deben ser leídas en orden de las manecillas del reloj, comenzando desde la que está en la punta que señala hacia el sur: el nombre se lee como “LVITHN” y significa “Leviatán”.
SELLO E INVOCACION
¡A las grandes aguas ennegrecidas yo llamo!
A través de las profundidades que no tienen voces hasta al reino no visto o experimentado con ojos despiertos.
¡Leviatán! ¡Leviatán! ¡Leviatán!
Tú, ¡Serpiente eterna!
Tú, ¡Daemon que puede oscurecer las orbes de luz!
¡Estoy parado en las puertas del abismo para despertarte!
¡Levántate, Leviathan!
¡TEHOM! ¡TEHOM! ¡TEHOM!
¡Te invoco, Leviatán!
¡Rodéame; guía mi espíritu inmortal a través de tus espirales!
¡Serpiente Enrollada, Iniciador!
¡Fuera de tu boca están lámparas ardiendo!
¡Tormentoso Dragón!
¡Rahab, Ángel de Violencia, cuyo poder levantó espiritualmente a Egipto!
¡¿Qué debe intensificar y ensombrecer la oscuridad de la noche?! ¡Leviatán! ¡Leviatán! ¡Leviatán!
¡¿Quién trae en unión a Samael y Lilith, Tanniver?!
¡Oh Coronada Serpiente del Espíritu demoníaco!
¡Rodeado en Oscuridad pero ardiendo de la Luz Interior!
¡Theli! ¡Theli! ¡Tehom! ¡Tehom!
Orgulloso Ángel Oscuro de ser eterno, ¡yo te despierto!
¡Levántate de tu sueño y entra a este mundo de carne!
¡Qué yo seré tu recipiente, porque somos de la misma sangre!
¡Leviatán, contemplo tu cruz y la honro!
¡Porque esto representa el infinito que tú ofreces, la Inmortalidad del Espíritu!
¡Leviatán apodera al Daemon para levantarse como un Dios!
¡Salve, Leviatán, Serpiente de Sabiduría y Violencia!
¡Nacido del Caos!
¡Qué así sea!
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