Muchas veces nos encontramos con personas cercanas que se obsesionan con tener una relación de pareja, o quizás en algún punto, algo de esto resuene en nuestras vidas.
Obsesión con una idea o con una persona
La obsesión con el amor, nos llama la atención por su carácter, ya que se manifiesta a través de ideas persistentes, generando ansiedad, malestar y frustración.
La obsesión se vive como algo extraño, fuera de control.
Las personas que viven un proyecto de pareja como una obsesión, tienen puesta toda su atención en dicho aspecto de su vida, y presentan dificultad para detenerse a pensar en otros. Muchas veces no pueden explicarse el motivo por el cual todo salió mal en sus intentos de conocer gente, que pasó que no llegaron a entenderse o a gustarse con el otro.
En varias ocasiones la ansiedad por concretar dicho proyecto puede generar en los demás la reacción de la huída.
Obsesionarse con una persona, como obsesionarse con tener una pareja encubre cuestiones a nivel más profundo.
Lo que debemos tener presente es que las obsesiones con el amor nos “entretienen” focalizando en algo, para no pensar en un conflicto que se juega en otra área de nuestra vida.
Son válidas las siguientes preguntas: ¿Qué sucede que esta persona que pone todo su interés en este aspecto de su vida? ¿Qué pasa con el resto de los aspectos?
¿En qué punto el sano interés se transforma en obsesión?
Los pensamientos en relación con el proyecto de tener una pareja o con la persona que nos interesa, deja de ser una simple motivación para transformarse en una idea obsesiva de acuerdo a la intensidad y la frecuencia, y por sobretodo, por el costo psíquico que conlleva. Puede generar dificultades en otros ámbitos de nuestra vida, en el rendimiento académico, laboral, por solo focalizar en la vida amorosa.
Haciendo una revisión de la historia de cada quién pueden encontrarse motivos de donde parte dicha obsesión. A veces pueden aparecer ciertas creencias acerca de lo qué es querer a otro. Erróneamente podemos creer que no hay modo de querer que no sea sin obsesionarse o sin padecer.
Por todo ello estos son los conceptos que necesitamos tener en cuenta:
Tu ansiedad puede generar la reacción de huida del otro.
Focalizarte en un solo aspecto de tu vida, puede empobrecer los otros.
Las obsesiones encubren algo a nivel más profundo. Nos convocan a la reflexión.
Es importante reconocer el padecimiento y luego ver la carencia que ocultan dichas obsesiones para que, a partir de ahí comenzar a diversificar los intereses y repartirlos en otras áreas de nuestras vidas.
Si hay una obsesión, cualquiera que sea, algo está indicando. Es importante empezar a reflexionar acerca de ella y ver qué nos está pasando. Qué nos hace falta, qué estamos deseando, que no tiene que ver con las personas o con las situaciones, sino con la relación con uno mismo.
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