Si definimos el poder como la capacidad de producir resultados, podemos decir que, en lo que respecta al destino de tu vida, la forma en que te comunicas es lo que te dará el poder para conseguir lo que deseas. Esto es así porque es la acción lo que produce resultados, y lo que distingue a los que tienen éxito es la capacidad de ponerse en acción.
La conducta está formada por todas las acciones que realizamos, y tanto la conducta como los sentimientos tienen su raíz en alguna forma de comunicación. De manera que lo que hacemos en la vida está determinado por la manera en que nos comunicamos con nosotros mismos.
Dos tipos de comunicación configuran nuestras experiencias: lo que nos decimos a nosotros mismos y lo que transmitimos a los demás. Tu grado de comunicación con los demás determinará tu éxito con los demás, lo que podríamos llamar "éxito externo". La manera en que te comuniques contigo mismo determinará el grado en que percibas tu éxito como tal, lo que vendría a ser el "éxito interno".
Efectivamente, lo que tú percibes de la vida no es el resultado de lo que te ocurre, sino de la interpretación que haces de lo que te ocurre. La calidad de tu vida no está determinada por lo que te ocurre, sino por lo que haces con lo que te ocurre. Tú eres la única persona que puede decidir cómo sentir y cómo actuar, en función de cómo hayas elegido percibir tu existencia.
Aunque te parezca imposible, tus estados mentales y tu conducta están bajo tu dominio. Tú puedes controlar tus estados mentales y, al hacerlo, puedes controlar tu conducta. Mucha gente cree que la forma en que sienten es algo que no está bajo su control, sino que depende de acontecimientos externos.
Estas personas dicen, por ejemplo, "Hoy me levanté deprimido", como si la depresión fuera algo que les aconteciera y no algo que ellos mismos generan. La depresión no es algo que te ocurre, sino algo que tú causas con la manera en que piensas sobre las cosas. Lo mismo ocurre con otros estados emocionales.
Lo que te dices a ti mismo, la postura que adoptas y la forma en que respiras, son todos factores que contribuyen a crear la depresión. No es un proceso fácil pero, como todas las cosas, se hace fácil con la práctica de manera que la persona ni se da cuenta de lo que hace. Para algunos estar deprimidos puede traer recompensas como la atención de los demás (o su compasión, o su cariño, etc.). Estas personas adoptan la depresión como su estado normal, y se encuentran permanentemente deprimidas.
No es inevitable estar deprimido. Es algo que puedes evitar si tienes en cuenta que nada tiene sentido, excepto el que tú mismo le quieras dar. Puedes armar tus estados emocionales de la misma manera en que un director teatral o cinematográfico lo hace con los de los espectadores, y de esa manera disfrutar siempre del estado de ánimo que te resulte más placentero.
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