Como carros desesperados chocamos unos contra otros, ansiosos, apurados, desesperados… Pero sabemos a dónde vamos? O sólo creemos que si?
Pareciera que sabemos hacia dónde vamos, cómo hacerlo y para qué… Si eso fuera cierto no chocaríamos tanto unos contra otros.
Ciertamente, con un beso, un abrazo, un grito o un golpe; el impacto avisa.
El poder de un impacto te hace revisar las decisiones, la lógica de las mismas y si las consecuencias que asumes están valiendo la pena.
Para algunos estar perdidos en el viaje es imperdonable, tanto que terminan esclavizados en posiciones que luego no entienden por qué eligieron.
Para algunos estar perdidos es desesperante, tanto que terminan regresando a donde salieron, para no vagar en el camino.
Para algunos estar perdidos es intolerable… El saberse en incertidumbre les resulta desmoralizante.
Ciertamente estar perdidos es atemorizante, pero no es diferente al dolor de verse estancados o el cansancio de ir tras lo que quieres.
Estar perdidos no responde a lo acertado o no que estés siendo con tus decisiones, a veces el camino te presenta otras variables, que tu plan no contemplaba.
Hay quienes no salen si no saben a dónde van, otros que no salen porque saben a dónde van y los que no salen porque no quieren ir.
Para algunos saber exactamente a donde van es primordial, no hay sentido en descubrir, sorprenderse y aprender viviendo. Hay un plan y hay que hacerlo.
Para otros estar enfocados y estructurados es la razón por la cual vale la pena hacer cualquier cosa. Sin fin, ¿para qué medios?
Para algunos estar enfocados casi se confunde con tener un sentido en la vida…
Para algunos estar enfocados es la única manera de hacer o actuar. Buena suerte en la vida con esa idea, por acá estaremos si regresa abatido.
Para algunos estar enfocados, significa ahorrarse muchos riesgos y variadas pérdidas. Sin saber que ya han perdido la posibilidad de lo sorpresivo.
Para algunos ser acertados es directamente proporcional a ser felices o ser amados. No usualmente.
Para algunos ser acertados significa ser admirado o apreciado. En los más difíciles aciertos el aprecio de otros no suele ser una consecuencia.
Para algunos llegar a la meta lo es todo. Si se estuvo perdido, si se sufrió o no, si se aprendió o no; no importa, se llegó.
Para algunos llegar, lograr o alcanzar es sólo la guinda del helado, un buen cierre para un buen viaje.
Para algunos llegar es un momento de miedo, de incertidumbre, de susto… Y ahora ¿qué sigue? ¿A dónde toca ir ahora?
Para algunos llegar es tirar todo el equipaje, caer exhaustos y muy cómodamente decidir no volver a salir… Viajar no es para todo el mundo
Creemos saber a dónde vamos, puede que lleguemos o puede que lleguemos a un lugar aún mejor sin saberlo.
Cuando se tiene que salir de viaje… Poco importa la promesa del destino, es sólo una razón para justificar la aventura.
Cuando se viaja, se toma todo lo que vaya a servir, todo lo que se vaya a necesitar y si queda espacio será bueno para lo que se quiera recolectar.
Como exploradores salimos todos los días al viaje del día, se espera lograr, se necesita cumplir pero más allá de eso, se desea regresar.
En fin, con razones bajo un brazo, miedo bajo el otro y mil ideas cargadas a la espalda, se sale a intentar, a vivir.
Sólo el que viaja sabe que el destino mientras más lejano mejor.
Sólo el que viaja sabe que la llegada es un símbolo del deseo de aventurar.
Espíritu viajero aquel el de quien mira el camino y ve las posibilidades, quien mira las trabas y ve las experiencias, ve el fin y sonríe en paz.
Espíritu viajero aquel el de quien cada momento le resulta un recorrido y cada nuevo camino será aún mejor.
Espíritu viajero aquel que lo primero que mete en su mochila es su corazón y las ganas de llenarlo de impactos.
Espíritu viajero, el que lleva su reloj pero no para calcular tiempos, sino para no perderse de ninguna ocasión.
Espíritu viajero aquel que lleva apenas ropa, música, papel y lápiz; es más lo que se busca que lo que se lleva.
El viaje es impostergable, la mochila opcional, el recorrido una necesidad… A hacer camino al andar.