“Ya nunca me apetece. No es que no disfrute cuando hacemos el amor, simplemente no me apetece hacerlo. No lo busco, es como si ya no lo necesitara, como si pudiera pasar sin tener sexo. Pero no sólo con mi marido, es que no me apetecería ni con Brad Pitt”.
Este es el discurso típico de una mujer con un bajo deseo sexual. Si a esta experiencia de pocas ganas y poca necesidad de relaciones sexuales se le suma el hecho de que la mujer lo viva con angustia y que se alargue en el tiempo podemos estar ante un caso de Trastorno del Deseo Sexual Hipoactivo (TDSH). Este trastorno es de los más frecuentes en terapia sexual femenina, aunque los casos de TDSH masculinos están creciendo bastante últimamente.
Es importante destacar el hecho de que, para que se diagnostique el trastorno es necesario que la persona lo viva con inquietud, es decir, debe afectar realmente a su vida. Hay personas, mujeres y hombres, que pueden vivir perfectamente sin mantener relaciones sexuales, sin excitarse físicamente, y no percibirlo como un problema de salud, simplemente vivir con ello. En estos casos, si la persona no lo requiere, no se realiza intervención.
No se conocen las causas exactas del TDSH, de hecho en cada caso son diferentes y pueden combinarse entre ellas, pero parece ser que detrás del TDSH puede haber:
Estrés o ansiedad
Factores educativos
Abuso de sustancias
Abuso físico o sexual anterior
Trastornos psicológicos (como la depresión)
Otras enfermedades físicas
En consulta se dan diversos casos en los que un miembro de la pareja acude porque no tiene deseo sexual, y eso está causando tensiones en la pareja. Cuando se le hace una buena entrevista y se investiga de dónde puede venir el problema, a menudo se detecta un desajuste en la pareja: simplemente, los miembros de la pareja tienen niveles de interés sexual diferentes entre ellos, pero normales.
Es decir, no existe un “interés sexual adecuado“, hay personas sexualmente muy activas, que pueden desear tener relaciones más de una vez al día, y otras personas sexualmente menos activas, que con tener relaciones una vez a la semana, o cada dos, se sienten bien.
Cuando en una pareja hay una gran descompensación en este sentido, y esto afecta al buen funcionamiento de la misma, es importante abordar el tema desde la psicoeducación, intentando que se ajusten el uno al otro para poder disfrutar de los encuentros y no presionar a uno ni a otro para hacer algo que no quiere.
Diagnóstico
Para realizar un buen diagnóstico del TDSH, igual que para todos los diagnósticos psicológicos, es imprescindible crear un clima de confianza que permita que los pacientes puedan hablar sin problemas.
Es importante saber si el problema que presenta la paciente es permanente, es decir “de toda la vida”, o adquirido después de algún acontecimiento en concreto (podría tratarse de una variante de un Trastorno de Estrés Postraumático).
Así mismo necesitaremos descartar que haya algún otro problema de salud que pueda estar afectando al deseo sexual, como pueden ser:
Enfermedades del tiroides
Diabetes
Cáncer
Enfermedes cardiovasculares
Enfermedades de transmisión sexual
En el caso de mujeres mayores de 45 años se deberá tener muy en cuenta el estado de menopausia en el que se encuentran ya que los cambios físicos y hormonales que se producen en esta etapa de la vida pueden estar afectando al deseo sexual.
Así mismo será imprescindible que se valore el consumo de medicación (prescrita o no) que está teniendo la paciente, ya que algunos medicamentos pueden influir en el deseo sexual.
Así mismo, el profesional deberá determinar cómo pueden estar influyendo algunos factores psicológicos en la aparición del problema o en el mantenimiento del mismo, como podrían ser:
Miedo a la relación sexual
Miedo al embarazo
Sentimientos de culpa debidos a la educación
Problemas de vínculo en la pareja
Vergüenza del propio cuerpo
Hay algunas pruebas validadas que pueden utilizarse para medir de una forma “objetiva” la disminución del deseo y la ansiedad que ello comporta, como pueden ser la Escala de Angustia Sexual Femenina (FSDS, por sus siglas en inglés) o el Índice de la Función Sexual Femenina (FSFI, por sus siglas en inglés).
A pesar de ello, lo que realmente será importante es que el profesional realice una buena entrevista personal a la mujer y pueda determinar junto con ella el grado de malestar que le provoca en su vida diaria.
Tratamientos
Tanto si la causa inicial del problema radica en una causa médica o biológica, como si lo hace en una causa psicológica, el tratamiento principal deberá llevarse a cabo desde el abordaje psicoterapéutico, dado que la implicación emocional que tiene para la persona el hecho de no sentir deseo sexual suele ser muy importante.
En este sentido, la psicoterapia abordará el problema en diversos frentes:
Educación sexual: será importante modificar creencias erróneas en cuanto a la sexualidad y las relaciones.
Comunicación en pareja: que la pareja aprenda a comunicarse de una forma abierta y sincera será imprescindible para la mejora de la paciente.
Cambio de repertorio sexual: en ocasiones el problema radica en una especie de monotonía sexual que se ha instaurado en la vida de la paciente. Proponer nuevas técnicas para practicar tanto sola como acompañada puede mejorar la situación.
Focalización sensorial: está comprobado que muchas de las mujeres que sufren de TDSH tienen menor capacidad de concentrarse y focalizarse en su zona genital. Aprender a localizarla mentalmente puede ayudar en la recuperación del deseo.
Técnicas de relajación: uno de los grandes males del deseo sexual es el estrés. Las técnicas de relajación aplicadas de forma consistente pueden ayudar a mejorar el deseo a través de la disminución de la ansiedad y el estrés de la vida diaria.
Por supuesto, si hay una enfermedad médica subyacente al problema, habrá que enfocar la terapia de una forma holística, integrando el tratamiento farmacológico de elección en la terapia.
¿Y la “Viagra” femenina?
Desde hace 15 años, la Viagra ® ha irrumpido en la vida sexual masculina como la promesa de una relación completa y satisfactoria sin importar la edad o los problemas físicos. Esto no es tanto así, es bien sabido que este fármaco debe administrarse sólo en casos concretos y bajo prescripción facultativa, pero desde entonces, los laboratorios farmacéuticos están inmersos en una carrera de fondo para encontrar su análogo femenino: la “viagra” femenina.
Durante los últimos meses han ido apareciendo informaciones diversas sobre este fármaco que, en teoría, haría que las mujeres se excitaran de una forma física, para favorecer el encuentro sexual.
De momento algunas fuentes afirman que en 2016 tendremos en el mercado la primera versión de este fármaco, que promete mejorar la vida sexual de las mujeres. Habrá que esperar a ver su mecanismo de acción, así como sus inevitables contraindicaciones, pero lo que está claro es que, como en el Viagra masculino, si no hay una predisposición positiva hacia la relación sexual, la pastilla no obrará milagro alguno.
Prevención
¿Se puede prevenir el TDSH? En parte sí.
En el sexo, pasa como en muchas otras cosas de la vida, si lo tienes, fantástico, pero si no lo tienes, puedes acostumbrarte a una vida más o menos cómoda sin él.
Así, es importante que seamos activos en la búsqueda del sexo.
Para aquellas mujeres que estén en pareja estable, es importante reservar momentos concretos para estar a solas con la pareja, salir un poco de la rutina e innovar De esta manera estaremos alimentando la líbido ofreciéndole cosas interesantes y nuevos escenarios donde poder desarrollarse.
Es también importante que haya, además de sexo en la pareja, momentos de intimidad no ligados necesariamente con el sexo. Es decir, que pueda haber momentos para las caricias o los besos, sin que ninguno de los dos se sienta presionado, por ello, a mantener una relación sexual en ese momento.
Tanto para las que tienen pareja como para las mujeres que no tienen pareja, una forma de prevenir el TDSH, puede ser focalizarse en la sexualidad de una forma amena, como por ejemplo leyendo libros sobre sexualidad, literatura erótica, viendo películas con contenido erótico o yendo a una tienda erótica a comprar algún juguete que pueda ayudarlas a autoestimularse.
¿Cuándo buscar ayuda?
Si el hecho de no tener deseo sexual está afectándote, causándote ansiedad, estrés o dificultades en tu relación de pareja, es el momento de consultar con un profesional especializado que pueda indicarte los pasos a seguir.
Es importante que no lo dejes pasar, cuanto más tiempo pase, más complicado será revertir el proceso.
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