Cuando las cosas no son como queremos que sean o como creemos que deben ser, acostumbra a surgir el autoengaño; claro que el autoengaño es un mecanismo de defensa de la mente para evitarnos dolor, sobre todo el dolor de darnos cuenta que estamos equivocados (menudo chasco, no?? a quién le gusta reconocer que no lo hace bien…), por tanto, podemos auto engañarnos aún más justificando que es totalmente subconsciente y que no podemos hacer nada. En fin, una mentira más, que nos vamos creyendo para así evitar enfrentarnos a nosotros mismos.
La máxima expresión del autoengaño es la profecía autorrealizada, un mecanismo imparable que consiste en profetizar o anticiparse a algo que va a ocurrir. Esas frases tan ocurrentes que utilizamos para satisfacer nuestro ego : “ya te dije que esto iba a pasar” “¿ves como tenía razón?” “hazme caso porque sé lo que me digo” salen de bocas de perfectos videntes que utilizan a menudo el mecanismo engañabobos de la profecía auto-cumplida.
Quizás no os quede claro cómo funciona, es bien sencillo : intuyo, presagio, pronostico que algo va a ocurrir, después hago todo lo posible para que la profecía se cumpla (de forma inconsciente) y finalmente confirmo que la profecía se cumplió.
Mejor con un ejemplo,
Profecía :Intuyo que a alguien no le caigo demasiado bien.
Conducta confirmatoria : hago todo lo posible para tratar a esa persona de forma fría y antipática (con mi conducta lo que pretendo confirmar es que la profecía se cumpla, “si mi conducta es antipática es lógico que obtenga rechazo por parte de la otra persona”).
Consecuencia confirmatoria : la persona responde a mi trato antipático alejándose de mi o con indiferencia.
Ratificación de la profecía : concluyo (porque soy más listo/a que nadie…) que yo tenía razón y que a aquella persona no le caigo bien.
¿Empleas la profecía auto-cumplida en alguna área de tu vida? Seguramente no lo reconocerás, porque tan siquiera aceptas que tienes carencias emocionales y conductuales. Pero por alguna extraña razón existe eso que, últimamente, has oído tanto… la educación emocional, también llamada inteligencia emocional o ecología emocional, términos que pasan desapercibidos a aquellos que niegan necesitar conocerse, porque es más fácil auto-engañarse diciéndose que están bien, que leí un libro o fui a un curso y no me sirvió de nada…. Ahí tenemos otra profecía auto cumplida de tantos “cursillistas o talleristas” o compradores de libros de autoayuda, que parten de la base que ellos/as son así y que no pueden cambiar y que nada ni nadie lo va a conseguir porque no creen en todo “esto”, pero aún así lo he probado…,y ves….. tengo razón…, no me ha servido para nada.
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