Cuando nos encontramos en una situación difícil, nos sentimos como si estuviéramos atrapados en una habitación pequeña que con las horas parece encogerse y apretarnos más, produciéndonos una sensación de estar atrapados y sin salida.
El temor y la desesperación nos impiden reconocer las posibilidades que tenemos de superarla y es con nuestra determinación de afrontar la situación y salir adelante como vamos recuperando la fe, la calma y la fortaleza que necesitábamos para darnos cuenta de que una puerta está abierta.
Y cuando una se abre, tengamos la confianza de que muchas otras se abrirán a lo largo del recorrido que nos tome superarla para salir al otro lado.
Tranquilizar la cabeza y serenar las emociones es el trabajo, pues la mente nos lleva a imaginar las cosas siempre de la peor manera, estoy segura de que funciona como un mecanismo de supervivencia previniendo los posibles peligros, pero luego si la dejamos y profundizamos en alguna de estas ideas, el temor se hace mayor, inhibiendo nuestra capacidad de analizar y tomar decisiones, nos llenamos de ansiedad, el estrés y angustia se disparan haciéndonos vivir un ciclo intenso que nosotros mismos retroalimentamos con la pérdida de la fe, la confianza y la calma.
Puertas abiertas es lo que necesitamos vislumbrar en el camino hacia la salida, recordando que cada una de ellas abre un espacio, una etapa que debemos asumir con serenidad, optimismo y valor. Cuando la solución no esta en nuestras manos tenemos que aprender a confiar y a entregar, primero a La Divinidad y luego a los que verdaderamente tienen la responsabilidad, el conocimiento o la posibilidad de apoyarnos a resolverlo.
Nosotros experimentamos la presencia amorosa, comprometida y eficiente de personas especiales que nos suavizaron el recorrido, a todos ellos nuestra gratitud y reconocimiento. Sin ellos habría sido más difícil o imposible de superar. También la de los amigos y la familia que nos anima, nos acompaña y nos motiva y los espontáneos, esas personas que sin conocerte se solidarizan contigo y te inspiran a confiar, a tener fe y a continuar.
Claves para superarla
Tengamos fe, calma, valor, optimismo y fortaleza para atravesar la dificultad con la confianza de que encontraremos puertas abiertas y saldremos al otro lado.
Acepta la situación. La vida continua, aprende a vivir el momento, no te presiones dándole vueltas en la cabeza a lo sucedido o a lo que pudiste hacer para evitarlo. ¡Acepta lo que no puedes cambiar! Y prepárate para pasar la pagina con valor y comenzar de nuevo.
A pesar de lo dura o injusta que pueda parecer una situación, no te dejes abatir por ella, no pierdas de vista todos los elementos positivos presentes en esta, apóyate en ellos para reunir fortaleza y ánimo para atravesar por la situación con más facilidad y determinación.
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