Esta es la tercera en la serie de terapias meditativas. Es un grupo de siete días, de dos horas diarias. Osho ha dicho de este grupo, “Durante la primera hora compórtate como un niño, entra en tu infancia. Todo aquello que querías hacer, hazlo: bailar, cantar, saltar, llorar, gritar… cualquier cosa, en cualquier postura. No hay nada prohibido excepto tocar a los demás. No toques o molestes a nadie en el grupo.Durante la segunda hora simplemente siéntate en silencio. Te sentirás más fresco, más inocente, y la meditación será más fácil”.
Esta deliciosa y poderosa meditación te da la oportunidad de profundizar en el niño que hay en nuestro interior y que no ha sido expresado.
Osho habla sobre la Primera Parte del Proceso
Recuerda esto: recobra tu niñez
Todo el mundo suspira por ello , pero nadie hace nada por recobrarla. ¡Todos suspiran por ello! la gente continúa diciendo que la infancia es un paraíso y los poetas siguen escribiendo poemas sobre la belleza de la infancia. ¿Quién te lo impide? ¡Recóbrala! Coge esta oportunidad y recóbrala.
La poesía no te ayudará y el recordarla no te servirá de nada. ¿Por qué no volver a ella? ¿Por qué no ser de nuevo un niño? te digo que si eres capaz de volverte de nuevo un niño empezarás a crecer de una forma distinta. Por primera vez estarás realmente vivo. Y en el instante en que tienes ojos de niño, los sentidos de un niño, joven, vibrando con la vida, la vida al completo vibrará contigo.
Recuerda, es tu vibración la que necesita transformación. El mundo está siempre vibrando en éxtasis, solamente ocurre que tú no estás en sintonía con ello. El problema no es con el mundo, es contigo: tú no estás en sintonía. El mundo está danzando, siempre en celebración, a cada instante está de fiesta.
La fiesta prosigue por toda la eternidad, solamente ocurre que no estás sintonizado con ella. Te has separado de ella y te has vuelto muy serio, muy erudito, muy maduro. Estás cerrado.
¡Despréndete de este caparazón!
Fluye de nuevo en la corriente de la vida. Cuando llegue la tormenta los árboles danzarán, tú también danzarás. Cuando llegue la noche y todo esté oscuro, tú También te oscurecerás. Y por la mañana cuando el sol salga, déjalo que también salga dentro de ti. Sé como un niño y disfruta, sin pensar en el pasado.
Un niño nunca piensa en el pasado. en realidad no tiene pasado en el que pensar. Un niño no está preocupado por el futuro, no posee consciencia del tiempo. Vive totalmente despreocupado. Se mueve momento a momento y nunca se queda con algo incompleto.
Cuando se enfada, se enfada y en su enfado le dirá a su madre, “Te odio.” Y no son sólo palabras, son la realidad. En verdad, en ese instante el siente un odio total. Al instante siguiente se saldrá de él y se pondrá a reír y besará a su madre y le dirá, “te quiero.”
No hay contradicción. Son dos momentos diferentes. Odiaba totalmente y ahora ama totalmente. Fluye como un río, zigzagueando, pero esté donde esté, dondequiera que esté el río, él es total, fluye.
Durante estos días sé como un niño, total. Si odias, odia; si amas, ama; si te enfadas, enfádate, y si estás alegre, entonces está alegre y baila. No acarrees con nada del pasado. Permanece fiel al momento, no anheles el futuro. Durante estos ocho días, abandona el tiempo. ¡Abandona el tiempo!
Por eso es por lo que te digo que no seas serio, porque cuanto más serio eres, más consciente eres del tiempo. Un niño vive en la eternidad, no existe el tiempo para él. No se da ni cuenta de él. Estos ocho días serán una verdadera meditación si abandonas el tiempo. Vive momento a momento y sé auténtico con ello.
Sé juguetón. Será difícil, porque estás muy estructurado
Tienes una armadura a tu alrededor y es muy difícil el aflojarla, relajarla. No puedes bailar, no puedes cantar, no puedes simplemente saltar, no puedes ni gritar ni reír ni sonreír. Incluso aunque desees reír querrás antes tener algo de lo que reírte. Deberá haber alguna causa, solamente entonces serás capaz de llorar y sollozar.
Deja el conocimiento de lado, deja a un lado tu seriedad, sé absolutamente juguetón durante ocho días. No tienes nada que perder. Si no ganas nada, tampoco perderás nada. ¿Qué puedes perder siendo juguetón? pero te digo esto: nunca serás de nuevo el mismo.
Mi insistencia en ser juguetón se debe a esto: quiero llevarte de vuelta al mismo punto en que dejaste de crecer.
Ha habido un punto de tu infancia en el que dejaste de crecer y empezaste a ser falso. Puede que estuvieras enfadado, de mal humor, enojado y que tu madre o tu padre dijera, “¡No estés enfadado! ¡No es correcto!” eras natural, pero se creó una división y una elección se te presentó. Si hubieras seguido siendo natural nunca hubieras obtenido el amor de tus padres.
Durante estos días deseo devolverte al lugar en que empezaste ha ser “bueno” en vez de ser natural. Sé juguetón para que recuperes tu infancia. Será difícil porque tendrás que dejar de lado tus máscaras, tus rostros, tendrás que dejar de lado tu personalidad. Pero recuerda, la esencia puede afirmarse solamente cuando la personalidad no está presente, porque tu personalidad se ha convertido en tu prisión.
Déjala a un lado. Será doloroso, pero vale la pena porque con ello renacerás. Y no hay renacimiento posible sin dolor. Si estás realmente decidido a renacer, entonces acepta el riesgo.
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