La comunicación extraverbal y todos los gestos que la acompañan a veces son más interesantes que el discurso mismo. Normalmente un discurso viene acompañado de numerosos gestos, son movimientos que hacemos sin darnos cuenta y que nos sirven para enfatizar nuestras palabras. Por supuesto, el problema comienza cuando las palabras no coinciden con los gestos, entonces las personas podrían descubrir que estás mintiendo.
Lo cierto es que cada uno de nosotros poseemos la habilidad de descifrar el lenguaje corporal. Lo hacemos de manera inconsciente. Es gracias a esta decodificación que un chico se acerca a una joven para invitarla a bailar o a tomar una copa. El chico ha captado algunas señales de apertura y decide lanzarse. Claro, hay quienes son más hábiles interpretando estos signos extraverbales y otros necesitan señales más evidentes.
En esta ocasión me referiré a las manos, uno de los grandes aliados de los buenos oradores. De hecho, si miras vídeos de los grandes presidentes, te darás cuenta que las manos eran un arma preciosa. Y es que si no las utilizas en tu discurso, las personas pueden percibir indiferencia, que no te interesa el tema sobre el que estás hablando. Gesticular, en su justa medida, indica pasión y refuerza el discurso. De la misma forma, si mantienes escondidas las manos, las personas tendrán problemas para confiar en lo que estás diciendo.
Así, le echaremos un vistazo a los principales movimientos de las manos y su significado universal.
1. Las manos abiertas con las palmas hacia arriba, en un ángulo de aproximadamente 45 grados, indican que la persona está siendo abierta y sincera en su discurso.
2. Las manos abiertas con las palmas hacia abajo indican que la persona está convencida de lo que dice (que no significa que sea verdad porque podemos creernos una mentira).
3. Las manos abiertas, con las palmas enfrentadas es un gesto que suelen usar los expertos, cuando hablan de una materia en la cual se sienten muy seguros.
Por supuesto, existen muchísimos otros gestos, algunos de ellos no siempre acompañan el discurso. Por ejemplo, cuando se juntan las yemas de los dedos casi siempre indican concentración mientras que las manos pegadas a la parte inferior del cuerpo son señal de inseguridad. Al contrario, colocar una mano sobre la otra, indica confianza en sí mismo.
Otro detalle muy interesante sobre las manos nos indica que normalmente solemos esconder las palmas. Por eso, cuando veas que una persona suele mostrarte las palmas de las manos con frecuencia, esto indicará que se siente cómoda y confiada a tu lado.
Por otra parte, tan importante como el significado del gesto es la sincronización del mismo con las palabras que se pronuncian. Cuando se utiliza un gesto falso, con el objetivo de recalcar un discurso, casi siempre el gesto aparece después de las palabras y dura mucho más que un gesto espontáneo. Los movimientos corporales espontáneos suelen estar en perfecta sintonía con el discurso y duran apenas unos segundos.
Por ende, un puñetazo en la mesa después de una frase intimidatoria, no indica realmente una ira profunda sino el deseo de intimidar a los otros. Son dos cosas diferentes.
Sin embargo, recuerda que la clave para aprender a descifrar la comunicación no verbal no está en aprender el significado de miles de gestos sino en saber leer todos los gestos en su contexto.
Jennifer Delgado-Rincón de la psicología