No sé cuántas veces habremos oído decir: “La vida es un regalo”. Y sin embargo, en todo lo que hacemos, en todo lo que ocurre, no siempre lo vemos de esa manera. Oímos que la vida es valiosa. Pero en la rutina diaria de ver gente, gente, gente por todas partes; en la rutina diaria, mientras intentamos salir adelante… quizá se nos olvida. Y cada mañana tiene que sonar la alarma para despertarnos. Y cada mañana, vamos pensando, mientras pasamos por la rutina diaria, pensamos en lo que va a ocurrir. Sabemos lo que queremos que ocurra. Sabemos que “tengo que ir a la parada del autobús”, o “tengo que subirme al coche”. “Debo ir a la oficina”, “debo ir a la tienda”, “debo ir…”. Y todos esos “deberes” que colocamos por delante de nuestra existencia. La existencia es un río… y va pasando. Y algunos tratan de remar con las manos, diciendo: “Más rápido, tengo que ir más rápido…”. ¿Por qué quieres acelerar? ¿No sabes lo que te espera al final de esta visita? Es evidente. Pero algunos quieren acelerar, y el tiempo no les deja. El tiempo es algo maravilloso. Pasa muy rápido, pasa muy lento, pero no te deja ir más rápido o más lento que él. Estás atrapado, atrapado en esta barquita que va navegando… No va a ir más rápido de lo que debe, ni tampoco irá más despacio. Va realizando su travesía. El destino de este viaje no está al final. El destino es ahora. El destino está dentro. El propósito de este viaje no es ir del punto “A” al punto “B”, sino disfrutar de cada fracción de instante entre esos dos puntos. La sencilla inocencia de la vida. Despertarse por la mañana y estar feliz, sin ninguna razón en absoluto. Eso es simple inocencia. Estar vivo, y estar contento de estar vivo. Estar consciente, consciente del disfrute. Estar consciente del “ahora”. Es entonces cuando el viaje empieza a ser hermoso. Es entonces cuando empiezas a comprender lo que es la sencillez. Es entonces cuando empiezas a comprender que esto de verdad es un regalo. ¡Un regalo! Vive este momento, cada momento, de la forma más consciente que puedas. Y disfrútalo. Lo esencial es disfrutarlo.
Prem Rawat