Quien tenga la oportunidad de acercarse alguna vez a la parroquia de Molsheim, en Alemania, podrá encontrar, en la capilla de san Ignacio, la extraña historia, escrita en una lápida, de Michael Ludwig Bubenhofen que vivió a finales del siglo XVI.
Cuenta la lápida, que Ludwig, siendo un adolescente, se encontraba de viaje de estudios. Poco tiempo antes había perdido toda su fortuna en el juego y para solucionar su situación recurrió a la ayuda del Diablo (no sabemos de qué forma). Este se le apareció en forma de un niño de su misma edad, muy bien vestido, que sin vacilar decidió socorrerle. Le entregó una bolsa llena de oro y le animó a cambiar su triste condición; no obstante, le dijo que le visitaría al día siguiente.
Ludwig, volvió a las mesas de juego y recuperó todo su dinero al tiempo que incrementaba considerablemente su capital. Al día siguiente, con los bolsillos bien llenos, su oportuno amigo se le presentó de nuevo, pidiéndole como pago de su ayuda tres gotas de sangre, que recogió en una cáscara de bellota. Le dijo entonces que durante siete años le serviría complacientemente, transcurridos los cuales, la vida de Ludwig le pertenecería totalmente.
Los siete años pasaron y el “Diablo” no apareció reclamando su alma. Bubenhofen se creía ya libre de su sombría influencia cuando aquel demonio comenzó a atormentarle incitándole a hacer todo tipo de maldades. Pese a los esfuerzos del joven por librarse de tan nefasto influjo, el “sombrío” trató de que Ludwig quemara su casa, asesinara a sus padres y finalmente, se suicidara. Completamente fuera de sí, no pudo evitar contarle a un criado suyo, instruido en materias sobrenaturales, el porqué de su misteriosa conducta. El criado lo llevó a un exorcista jesuita y éste, después de duras y penosas sesiones, consiguió librarle del infernal demonio.
Esta es la extraña historia que se puede leer en la lápida de la parroquia de Molsheim. Cierto que faltan muchos elementos con los que poder juzgar correctamente sus elementos de autenticidad, pero, como ya hemos dicho, éste relato es dado como ocurrido en la realidad. Es muy posible que Ludwig Bubenhofen, no fuera más que un enfermo mental que, después de cometer ciertas tropelías, inventara la historia del pacto con el Diablo, con la intención de justificarse. Es también posible que siendo un desequilibrado (sólo lo estamos suponiendo, pues no tenemos datos para afirmarlo), Bubenhofen creyera verdaderamente estar influenciado por el Diablo. Sin embargo, y a pesar de esto, cabe preguntarse una cosa. ¿Y si realmente nuestro protagonista hubiese conocido al “sombrío”?
Fuera como fuere, y a falta de una explicación mejor, la historia de Bubenhofen, entra de lleno, de momento, en el terreno de los hechos forteanos.