El 12 de diciembre de 1951 en Dallas, Texas, se produjo una fuerte explosión que causó roturas de cristales y que zarandeó muchos coches, según describieron los automovilistas que presenciaron el hecho. La Policía local y el propio F.B.I. realizaron una exhaustiva investigación sin llegar a ninguna conclusión. Se controlaron cuidadosamente todas las instalaciones militares próximas de Dallas donde se hubiera podido producir la explosión, pero no se encontró nada. Nadie, jamás, pudo dar una explicación al suceso.
El 12 de abril de 1857, en San Gabriel, California, una explosión similar dejó un agujero de un metro de profundidad en el patio de una casa de habitada por una familia llamada Murphy. El ejército, la aviación y los servicios de información han venido realizando inspecciones del agujero hasta hoy, sin que ninguno de ellos sepa todavía darle una explicación.
En la noche del 6 de abril de 1967, en los suburbios de Washington, se escucharon unos ruidos que sonaban algo así como “bip bip bip”. El fenómeno duró tres días y muchos fueron los testigos que lo escucharon; incluso los hubo que grabaron los ruidos en cintas magnetofónicas.
En Ohio, en 1927, se produjeron unas explosiones que se prolongaron hasta enero de 1928. Los habitantes se quejaron a la policía pero éstos no pudieron encontrar explicación alguna.
El 27 y 28 de mayo de 1968, las centralitas telefónicas de la policía de Boston, se vieron colapsadas por las reclamaciones de la gente. Un zumbido agudo y de ritmo bien definido, se hizo presente en la región. Dos minutos de zumbidos, seis de interrupción y el fenómeno volvía a repetirse. Ni la policía, ni los meteorólogos, ni los astrónomos del Universidad de Harvard, ni los federales y autoridades locales, supieron jamás dar una explicación. Ni siquiera se supo la dirección del que procedían los zumbidos.
¿Qué son todas estas cosas? ¿Se trata de un fenómeno aparentemente normal el cual no hemos acertado todavía a descubrir su origen? ¿O por el contrario es algo que se escapa a la compresión y la competencia humana? De momento, desde luego, no lo sabemos.