Hace poco, en una película, una de las protagonistas, que no encontraba pareja, al lamentarse sobre su estado de soltería con una amiga, ésta le respondía: "¡el amor es algo sobrevalorado!" ... sin embargo, muchas de las emociones negativas que sentimos vienen desencadenas por desencuentros, rupturas o desamores con el otro/a. Sin coincidir con la opinión vista en la película, sí creo que, en ocasiones, olvidamos la parte racional de nuestros sentimientos y nos dejamos llevar por las emociones, haciendo que éstas nos dominen, en vez de ser nosotros los que las dominemos. Y lo que subyace en nuestra mente ante situaciones de ruptura sentimental o relaciones que mantenemos, aunque nos están haciendo mucho daño, es la idea de "no puedo vivir sin él/ella", "en realidad me quiere, aunque me hace sufrir", "me trata mal a veces, pero luego tiene una parte estupenda en otros momentos..." etc, es decir, un conjunto de pensamientos o esquemas mentales que nos llevan a padecer una autentica dependencia emocional, en muchas ocasiones, de parejas que nos causan dolor, viéndonos envueltos en una tormenta emocional que nos hace padecer mucho.
Por eso es importante ser conscientes de que el amor, algo fundamental en el ser humano y tan necesario, debe ser una mezcla de corazón y razón. De la misma manera que uno no puede ser frío y distante en la relación con sus iguales, porque se pierde calidez y calidad, tan importante en las relaciones humanas, no puede tampoco dejarse llevar por la emoción descontrolada, estando en relaciones que parecen autenticas montañas rusas, con el ánimo siempre desequilibrado.Cuando alguien que tenemos al lado no se compromete en una relación de pareja, con las ideas claras de lo que es comprometerse, cuando nos trata mal, quiere una relación de poder, nos humilla, no nos respeta... por mucho que le queramos debemos, en esos momentos, utilizar la razón, elaborar pensamientos realistas y terminar una relación que nos hace sufrir.Porque el amor es compromiso, renuncia en ocasiones, ceder, disfrutar, compartir...pero lo que no ha de ser nunca, nunca, es sufrimiento.
Autor: Teresa Díaz Bada