Teresa Díaz Bada.
Las películas reflejan el enamoramiento como un estado en el que cualquier cosa que se haga o diga la persona objeto de amor es percibido como algo fantástico y único... pero la realidad siempre supera la ficción, y eso que en un principio percibimos cuando estamos enamorados, esa atención selectiva a todo lo positivo, cuando ya pasa un tiempo se pierde y, con frecuencia, oímos que la rutina mata el amor, que el tiempo quita la pasión...
Pero creo que mucho de lo que ocurre es que dejamos de comunicarnos, de preguntarnos qué tal está nuestra pareja, dejamos de verle o verla, aunque esté bien cerca, dejamos de preocuparnos por él/ella.
Elegimos estar con una persona, compartir nuestra vida y, sin embargo, mostramos poco interés por ella/él, por lo que siente o lo que en ese momento nos demanda. La comunicación es clave en las relaciones interpersonales, y fomentarla y mantener una escucha permanente hacia nuestra pareja no es una tarea ingrata, sino más bien todo lo contrario, ya que proporciona esa complicidad, síntoma y ajuste que vemos en muchas parejas, ese apoyo mutuo que nos hace envidiar lo bien que se llevan otros, cuando en realidad está en nuestra mano cambiar y empezar a comunicarnos.
No es excusa que vivimos acelerados y sin tiempo. Es verdad, pero la comunicación no es estar hablando tres horas e indagando sobre cuestiones profundísimas; es preguntar, escuchar, comentar, dar afecto y atención y, para eso, no es necesario mucho tiempo... sólo es imprescindible proponerselo y pasar a la acción.