Por Teresa Díaz Bada.
Cuando una relación amorosa acaba, en contra de lo que nosotros deseábamos, es muy frecuente que nos asalten todo tipo de pensamientos catastrofistas, del tipo: “nunca voy a encontrar pareja, es que no soy lo suficientemente interesante, soy fea/o, no resulto atractivo/a…” etc, todo tipo de pensamientos negativos acerca de nuestra valía y de la incapacidad que ya vamos a tener para ser felices “¿Quién nos va a querer?”, nos preguntamos ahogándonos en una espiral de pensamientos negativos, de la que subimos y bajamos, mortificándonos, a veces durante mucho tiempo.
Sin embargo, la vida siempre nos pone en el camino a nuevas personas, nuevas historias que podemos vivir, siempre y cuando nos dejemos. No hay nada peor que pensar que fulanito o menganita “es el amor de mi vida y sin él /ella jamás seré feliz”.
La idea romántica de una única persona que encontraremos en la vida, y que ella o él y solamente él o ella, podrá hacernos feliz, es tan frecuente en nuestro imaginario colectivo, como falsa.
Precisamente, una de las cosas buenas de la vida es que podemos volver a enamorarnos, porque aunque la persona que nos ha dejado, su ausencia, traición, deslealtad o desprecio, nos duela profundamente, pasado un tiempo, y poniéndole ganas, si miramos bien, encontraremos a otra persona que llenará nuestros pensamientos, que nos producirá el mismo arrebato apasionado que vivimos anteriormente y con la que podremos establecer la relación de compromiso que queramos… ¿La clave? Permitirselo.
Y permitírselo y ponerle ganas, no es salir inmediatamente a buscar pareja, sino cambiar la actitud y creer firmemente que nadie somos insustituibles y que siempre hay personas que merecen la pena.
Por eso empeñarse en maximizar la pérdida conduce irremediablemente a sentirse peor. ¿Dónde esta escrito que no podamos vivir sin el otro? Seamos realistas, afrotunadamente nadie se muere de amor, y aunque el desamor duele, la verdad es que como de todos los sufrimientos que nos toca pasar en la vida, de éste también se aprende. ¿No es mejor pensar “para qué suspirar por alguien que realmente no me quiere, que no quiere estar conmigo”?
Reconduzca sus fuerzas y sus esfuerzos. La realidad no es que usted sea menos atractivo/a, menos inteligente o guapo. La realidad es que esa persona no le quiere lo suficiente, por lo menos no lo suficiente o como usted quiere que la quieran…así que, déjela partir y reármese mentalmente para seguir adelante y para estar atento porque la vida siempre nos pone personas y situaciones nuevas cada día… Deje de lamentarse y mortificarse con ideas absurdas y esté atento, porque siempre hay una nueva persona que le llenará, que le gustará y de la que se enamorará. Simplemente tiene que darse permiso a usted mismo para que eso suceda.