Jehanne Darc, o Juana de Arco, fue la hija de un agricultor de la región de Lorraine, que en 1412 (año en que se piensa que nació Juana) era un territorio de cultura francesa, pero políticamente debatido. Inglaterra y Francia habían estado en guerra por varias generaciones y la corte del Delfín de Francia estaba dividida y debilitada.
Todas estas guerras habían dejado la región devastada. Se decía que por donde pasaban los ingleses la tierra volvía a ser bosque porque no dejaban a nadie vivo.
En este ambiente creció Juana, que como adolescente al fin, tenía un corazón apasionado y una convicción firme. Un corazón que a los 13 años escuchó voces por primera vez.
Las voces y visiones de Juana de Arco
La vida en la era medieval se centraba en la religión y una de las maneras de educar a los niños acerca del cristianismo eran las hagiografías. En los tiempos de Juana, dos de las santas más populares eran Santa Catalina de Alejandría y Santa Margarita de Antioquía. Santa Catalina murió decapitada tras haber sido condenada a morir en la rueda, que según las historias populares, se rompió cuando ella la tocó. Santa Margarita se negó a renunciar a su fe cristiana y fue condenada a la tortura. Murió virgen y mártir. Juana escuchó las voces de estas dos santas que se identificaron por nombre.
Juana dijo que también escuchó voces de ángeles. En el juicio que enfrentó al final de su vida, Juana declaró:
"Yo tenía trece años cuando escuché una voz de Dios para mi ayuda y guía. La primera vez que oí esta Voz, me asusté mucho; era mediodía, en el verano, en la huerta de mi padre. No había ayunado el día anterior. Escuché esta Voz a mi derecha, desde la iglesia, rara vez la oigo sin que venga acompañada de una luz. Esta luz viene del mismo lado que la Voz.... Cuando la escuché por tercera vez, reconocí que era la voz de un ángel. Esta voz siempre me ha guardado bien, y siempre la he entendido.; me pidió que fuera buena y que siempre fuera a la iglesia; me dijo que era necesario que viniera a Francia.... No podía esperar más. Me dijo: 'Ve, rompe el asedio que enfrenta la ciudad de Orléans. ¡Ve!'... Y yo contesté que era una pobre muchacha que nada sabía de montar caballo o pelear."
Aunque ella nunca quería identificar quiénes le hablaban, llegó a confesar que quien la había impulsado a ir a batalla fue San Miguel.
Gracias a estas voces, Juana llegó a conocer al Delfín de Francia y a convencerlo de que le diera un ejército. Las mismas voces le ayudaron a reconocerlo disfrazado entre la gente de su corte.
Otros milagros
Juana pasó por muchos lugares al frente del ejército que le había entregado el Delfín de Francia. Cuando llegó a Sainte Catherine de Fierbois, donde la iglesia estaba dedicada a Santa Catalina, le ofrecieron una espada. Ella se negó a aceptarla, y pidió que le dieran la espada que estaba enterrada detrás del altar de la iglesia. La espada apareció milagrosamente y Juana la portó en batalla hasta el fin del asedio a París.
El gran milagro de Juana de Arco fue que, vestida con ropa de hombre y portando un estandarte, logró inspirar al nacionalismo y unir a los franceses de su época. Ella también predijo que su papel en la guerra sería corto. En un año enfrentaría el final.
La muerte de Juana
Los ingleses capturaron a Juana. A pesar de que ella había sido instrumental en la coronación del Delfín de Francia, éste no pagó la recompensa que pedían por ella. Los ingleses, para deshacerse de ella, la acusaron de brujería y se la entregaron a la Inquisición.
Después de meses de juicio, la dejaron libre, pero se piensa que los ingleses le tendieron una trampa. Una de las acusaciones contra ella era que se había vestido de hombre. Cuando la forzaron a usar ropa de hombre al salir de cautiverio, fue sorprendida y acusada de reincidir en la herejía.
Juana fue condenada a la hoguera. Antes de morir gritó "Jesús" varias veces. Sus cenizas fueron tiradas al río Sena.
Un último milagro
Según diversos testimonios, el corazón de Juana quedó intacto y lleno de sangre. Alguien dijo que había visto el alma de la joven marchándose del cuerpo, y otros dijeron que habían visto salir una paloma.
Unos treinta años después, fue exonerada. Fue beatificada en 1909 y canonizada en 1920 por el Papa Benedicto XV. Su festividad se celebra el 30 de mayo, día de su muerte.
http://angelesymilagros.about.com/od/santos/a/santa-juana-de-arco.htm