Esta leyenda urbana se escucha con más intensidad en América Latina, aunque es posible hallar ejemplos de su existencia en las más diversas partes del globo. Se le da el nombre de madre malvada a una fantasmal mujer que recorre hospitales y guarderías con el objetivo de robar bebés o niños muy pequeños. Es vista con escasa frecuencia en las salas en donde se encuentran los bebés esperando su examen médico de rigor. Tras el panel de vidrio en el que se encuentran los padres varones extasiados ante sus criaturas, se desarrolla con la infortunada víctima la siguiente escena: la mujer, vestida de manera correcta pero humilde, de un modo sencillo, que no llame la atención, se aproxima a uno de los padres y pregunta: ¿Es suyo ese bebé? El hombre responde orgullosamente que sí. La mujer contesta con un breve Felicitaciones, y se aleja. Poco después el padre es llamado a finalizar trámites o a visitar a la reciente madre, que todavía guarda cama. A la hora de entregar a los flamantes padres el bebé (que invariablemente es una niña), descubren que no aparece por ninguna parte. Hay escándalos, gritos, desmayos, se da aviso a la policía, se pone en marcha una búsqueda desesperada con todos los medios al alcance de las autoridades, sin éxito. El hombre recuerda la conversación con la mujer y aporta la información, pero nadie más que él parece haberla visto. Poco a poco las esperanzas se van desvaneciendo. Nadie ha podido dar con la madre malvada.
En tanto, en su refugio, que nadie ha visto jamás, la mujer se da a la crianza del bebé, pero la somete a privaciones y castigos mientras no posee edad de recordar. Los castigos pueden llegar a ser muy crueles, llegando incluso a marcar partes del cuerpo con hierros candentes o a la mutilación. A medida que la niña crece, la mujer va inculcando en ella odio hacia la figura de su padre biológico, a quien hace responsable de todos los sufrimientos, corporales, psicológicos y económicos, que les han acaecido, pero jamás le revela que esa persona es su padre. Cuando la niña ya es una jovencita, la abuela pone en sus manos un arma y la insta a matar a su padre. Ella va en su busca, lo asesina, y luego cae en la cuenta de todo. Suele acabar en la demencia. Cuando las autoridades van a detener a la mujer merced a la información que les ha proporcionado la joven, no encuentran a nadie en el lugar. El hecho se repite una vez cada quince o veinte años.
¿Quién es esa malvada mujer? La leyenda afirma que era, en su juventud, una bellísima joven pero de humilde condición que se enamoró de un muchacho rico y caprichoso. Éste, al saberla en estado de gravidez, la abandonó a su suerte. Como ella insistía en reiniciar la relación y le recordaba su responsabilidad para con el hijo que estaba en camino, el joven, acompañado de un grupo de sirvientes, la golpeó hasta matarla. Luego arrojó el cuerpo a una fosa y ayudado por su servidumbre lo tapó con tierra. La fuerza de la venganza en la mujer ultrajada hizo que de algún modo sobreviviera y diera a luz a una hija, a la que crió del modo que describimos. Cuando llegó a la mayoría de edad buscó a su padre y lo mató, para luego cometer suicidio.
La malvada madre, en tanto, regresa una vez por generación en busca de una nueva hija a la que entrenar en su cruzada para destruir el género masculino. Hay quienes arguyen que la única forma de evitar su venganza es negar que se es el padre del bebé señalado por la mujer, aunque así sea. La madre malvada jamás robará el bebé sin conocer quién es el hombre sobre el que recaerá la venganza. La novela Aura, del escritor mexicano Carlos Fuentes, está inspirada, según afirman algunos críticos, en las andanzas de la madre malvada en ese país.