La educación de los hijos no es sencilla, está llena de desencuentros y discusiones, como los que se producen cuando intentas cultivar algún hábito positivo en ellos: que recojan y ordenen su ropa, que se laven los dientes, tiendan su cama, cumplan con los deberes escolares…
Intentamos que nuestros hijos aprendan a cumplir con sus obligaciones y deberes, porque una de las funciones más importantes que tienen los padres es hacer de ellos mejores personas a través del compromiso y del esfuerzo.
Sin embargo, no siempre elegimos los mejores métodos para este fin, y un claro ejemplo es cuando imponemos la obligación a nuestros hijos con frases como: “lo haces porque lo tienes que hacer”.
A nadie le gusta que le obliguen a nada, y la frase “tienes que” es otra manera de señalar “estás obligado a…”
¿Has notado la reacción de tus hijos cuando les indicas lo que tienen que hacer con estas y otras frases similares? Caras de fastidio y rechazo aparecen de inmediato. Y es que obligar es un acto con una alta dosis de violencia: se presenta una tarea de la que aparentemente no hay escapatoria alguna… y si la hubiera implicaría consecuencias negativas para quien se resista a realizarla. Al enfrentar este rechazo no te has preguntado: ¿Qué atractivo van a encontrar mis hijos para cumplir con sus obligaciones en el futuro?
La mejor estrategia para sembrar un hábito en tus hijos es involucrarlos con un deber o una obligación al permitir que tomen pequeñas decisiones en el proceso.
Por ejemplo: a la hora de tender la cama, deja que elijan su edredón favorito para hacerlo; si tienen que lavarse los dientes, que lo hagan con una pasta dental de su sabor preferido; para generar en ellos el hábito del baño diario, permite que elijan el tipo de shampoo.
Hay toda una serie de estrategias similares que puedes utilizar para involucrar a tus hijos con hábitos importantes. He aquí una serie de ideas para volver atractivas diferentes tareas y deberes:
Lectura: Permite que además de las obras obligatorias en la escuela, escojan un libro que les resulte atractivo y cercano.
Comer verduras: Deja que en la misma comida disfruten de algún alimento de su elección para acompañar a los vegetales.
Ayudar en las tareas domésticas: Dales a escoger entre diferentes quehaceres y permite que mientras los realizan escuchen su música favorita.
Despertarse solos: Ofrece que elijan el modelo despertador que sea de su agrado.
Dormir a buena hora: Permite que escojan algún juguete para dormir o léeles un cuento de su elección hasta que concilien el sueño.
Es importante que estas obligaciones sean una constante hasta que se conviertan en una rutina para tus hijos, y logres que la realicen de manera habitual. Incluso puedes darles a elegir alguna recompensa y entregarla cuando hayan adquirido su nuevo hábito.
Aunque tus hijos pueden decidir, también debes hacerlos entender que tú estás para guiarlos. Tienes que lograr que te hagan caso aun cuando no quieran realizar alguna actividad cotidiana.
Obligar es un acto que se impone desde fuera de una persona; optar, en cambio, es un acto que nos nace desde dentro, pues nos involucra. No llenes a tus hijos de obligaciones, mejor llénalos de opciones. Así los ayudarás a que de una manera divertida adquieran los hábitos que un futuro podrían ser decisivos para que se abran camino en la vida.
http://www.hazcheckup.com/decidete-a-cambiar/como-educar-a-un-hijo-prohibido-prohibir