Cuando fallece una persona cercana siempre se vivirá con dolor y tristeza. Pero ¿qué pasa cuando la persona que fallece fue el compañero de vida, con quien se compartieron años de convivencia, con el cual se formó una familia y se cultivaron amigos? Cuando esa persona que ya no está era quien brindaba compañía y ambos formaban esa pareja ideal, o no, pero con quien se buscó envejecer.
¿Cómo enfrentar la vida sin esa persona?
Primero hay que enfrentar el proceso de duelo, una respuesta emocional normal ante la pérdida. Aunque cada persona lo vive de forma distinta, atravesarás temporalmente sus etapas:
Negación. No aceptar la nueva circunstancia.
Enojo. Hacia lo que crees que pudo haber ocasionado el deceso.
Culpa. Hacia ti mismo, por lo que hiciste o dejaste de hacer por la persona que se fue.
Depresión. Sentirás una tristeza recurrente. Recordarás constantemente a tu pareja y puede que pierdas interés en tu propia vida.
Aceptación. Resignación ante la pérdida. Aceptar que él o ella ya no están y tendremos que seguir viviendo.
Y después del duelo, ¿cómo seguir adelante?
Enfrentada de manera positiva, la muerte de la pareja en los adultos mayores sirve para reflexionar sobre la propia vida y, principalmente, sobre la propia muerte. El dolor te conducirá a reflexionar qué quieres hacer con el tiempo y vida que te queda por delante.
Lidia con tus sentimientos
Llorar por la persona que ya no está es completamente normal. ¡Deja que fluya todo lo necesario!
Reflexionar sobre el suceso como algo que es parte de la vida misma, y que nos es común a todos, te ayudará a comprender mejor la muerte.
Evita la culpa. Tú no eres responsable de lo que ocurrió.
Acércate a una forma de espiritualidad con la que te sientas cómodo, o a la fe que profeses, para encontrar paz. Busca formas personales de desahogo: escribe, dibuja, haz algo creativo en honor a quien se ha ido.
Acércate a la familia
Expresa lo que sientes y deseas decirle a cada uno de tus seres queridos. ¡No te guardes nada!
Haz un plan de dónde o cómo quieres que te recuerden. Incluye rituales y detalles de cómo deseas que se viva tu deceso en la familia.
Prepara y reparte bienes materiales cuando tengas calma para hacerlo. Así estarás más tranquilo.
Socializa
Comparte con otras personas las experiencias de cómo superaron la pérdida de su pareja.
Busca personas que te escuchen. Hablar de manera positiva sana el alma.
Acude a eventos y reuniones. ¡No te aísles!
Realiza lo que más te guste
Date el tiempo necesario para vivir tu duelo y reflexionar, pero no te ensimismes. Retoma tu vida lo más pronto posible.
Haz lo que más te satisfaga y te haga sentir productivo.
Reorganiza tu vida incorporando las actividades necesarias que antes le correspondían a tu pareja.
Haz aquello que habían planeado ambos, procurando que no quede nada pendiente.
Cuida tu salud
Relájate y consiéntete. Después de lo vivido mereces hacer algo por ti que te brinde bienestar y tranquilidad, desde un masaje hasta una nueva rutina de ejercicio.
Retoma las actividades físicas que antes hacías. ¡Te hará mucho bien!
Aliméntate saludablemente. Te sentirás mejor de ánimo si cuidas tu salud.
Atesora tus recuerdos de forma inteligente
Prepara una donación con los objetos personales de tu ser amado a alguna causa benéfica. Si la haces a su nombre, le rendirás tributo.
Diseña un álbum de fotos para guardar las imágenes que estén a la vista.
Guarda en un cofre o espacio significativo de la casa la ropa y los recuerdos de valor sentimental que le pertenecieron. Procura que realmente sean objetos importantes para ti. No acumules de más.
No te lo prohíbas: busca un momento oportuno y específico para recordar y llorar a esa persona. Poco a poco, evoca y recuerda al ser amado sin atormentarte, recuerda los buenos momentos que compartieron.
Si sientes que el dolor te sobrepasa, acompáñate de personas que hayan pasado por lo mismo. Platicar con un tanatólogo es muy reconfortante. ¡Agradece lo vivido y celebra la vida que te queda por delante!
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