Primer acto: Te despiertas alterado porque tu alarma no sonó.
Segundo acto: Te metes a bañar apresuradamente, pero se acaba el agua cuando te estás enjabonando.
Tercer acto: Sales de casa y te topas con una manifestación, llegas patinando al trabajo pero el elevador se quedó atorado.
¿Cómo se llamó la obra? “¡¿Por qué todo me pasa a mí?!”
Aunque es normal pensar que “todo te pase a ti”, créenos: ¡no es verdad! Son sólo ideas o creencias que alteran tu percepción de la realidad.
Con frecuencia, nos concentramos solamente en las cosas negativas. Es como si frente a un mural hermoso sólo nos fijáramos en una pequeña mancha… Intenta ver la totalidad del panorama. ¡Pon manos a la obra para modificar esas ideas!
1- Todo o nada. Es la forma de pensar donde las cosas son radicalmente opuestas: o siempre o nunca, o es bueno o es malo. Para combatirla, pon atención a las posibilidades que te brindan los puntos intermedios: “ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre”.
2- La generalización. Es cuando algo no sale de forma adecuada y por eso piensas que toda la situación fue así. Por ejemplo, vas al restaurante donde la comida fue exquisita, pero el postre fue malo y terminas diciendo: “la comida estuvo horrible”.
¡No seas fatalista! es importante que identifiques exactamente el aspecto negativo y lo coloques en la balanza con los positivos. La mayoría de las veces, saldrás ganando en buenas experiencias.
4- Descalificar lo positivo. Es cuando no le das importancia a las cosas buenas que pasan a tu alrededor, el famoso: “Me gustó, PERO…”. Y ese ‘pero’ opaca todo lo demás.
5- Exageración o minimización. Ocurre cuando agrandas o empequeñeces un acontecimiento. ¿Te suenan las frases: “Hoy fue el peor día de mi vida” o “Entré a un nuevo trabajo, pero eso no es un logro”? Pon atención y la próxima vez que uses este recurso, intenta desecharlo.
6- Etiquetar. No hay palabras suficientes para describirte, así que evita encasillarte en “bueno” o “malo”. Eso sólo hará que tengas una idea errónea de las cosas que ocurren en tu vida.
7- Pensar que “deberías”. “Debería” o “debo” son palabras que te repites constantemente y te hacen sentir la pesada obligación de realizar determinada tarea. Piensa mejor que “quieres” hacerla, así tu actitud será distinta y te llevará a lograr más cosas.
8- Personalización. Todo te lo tomas como una ofensa personal, principalmente cuando crees que todo ocurre por tu culpa... Date cuenta de que muchas cosas simplemente suceden, y no son consecuencia de tus actos.
Puede que de vez en cuando recurras a algunas de estas creencias, pero lo importante es que identifiques la frecuencia con que lo haces y ejercites pensamientos más sanos. Tus días serán más agradables, tendrás más estabilidad emocional ¡y contagiarás positivamente a los que te rodean!
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