El respeto hacia el otro en cualquier relación humana, e incluso más en la relación de pareja, es absolutamente fundamental para su buen funcionamiento. Tendría que existir una línea roja muy claramente definida y que jamás debería traspasarse. Y por respeto nos referimos a evitar tanto el daño físico como el emocional.
Si bien lo podemos tener claro con la violencia física, parece que no lo es tanto en lo que a la violencia verbal se refiere, y todos sabemos el daño que pueden hacer las palabras.
Pero hay una cosa que debemos saber: faltarse al respeto nunca es gratis. Repetimos: insultar, degradar, minusvalorar, gritar, despreciar o agredir física o verbalmente, nunca es gratis en la relación de pareja. La factura llegará antes o después con la misma fuerza.
Entonces, ¿qué hacer si al leer estas palabras nos damos cuenta de que hemos traspasado esa línea y que la falta de respeto entra dentro de nuestra forma de comunicarnos?
Lo primero es tomar conciencia de ello y erradicar para siempre este tipo de interacción en el diálogo con nuestra pareja. No es fácil al principio, pero con las pautas adecuadas, voluntad y práctica muchas parejas lo consiguen.
Si aún así sentimos que no podemos evitarlo, entonces no es para nada descabellado pedir ayuda a un profesional que nos pueda echar una mano.
Pero nunca olvides que si en algún momento sientes que puedes ser víctima de una situación de maltrato, pide ayuda a familiares y amigos y denuncia el caso lo antes posible.
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