Los opuestos complementarios abundan en nuestra existencia. En el plano físico, aparece la dualidad, los opuestos complementarios:
Cielo y Tierra
Luz y sombra
Bien y mal
Blanco y Negro
Femenino y masculino
Vida y muerte
Energía y materia
Ciencia y espiritualidad
Cuerpo, Mente, Emoción y espíritu
Y podríamos seguir eternamente, porque todo lo que tiene forma, tiene su opuesto complementario. El conflicto entre los opuestos puede ser muy poderoso, la mayoría de las veces elegimos o nos identificamos con un polo y negamos o no aceptamos el otro. Por lo general, nos resulta muy difícil quedarnos en el medio, aceptar ambos opuestos sin quedar divididos internamente. Esto es parte de nuestra naturaleza. En un nivel, estamos divididos.
Pero en otro nivel, los opuestos complementarios forman una sola cosa, que no es precisamente la suma de los opuestos sino que es otra cosa, que contiene a ambos polos y a todas las relaciones entre ellos. Existe algo que puede ser visto desde un nivel mayor de abstracción, y ese algo es la interacción entre opuestos complementarios en otro nivel de abstracción.
Y podríamos seguir eternamente, porque todo lo que tiene forma, tiene su opuesto complementario. El conflicto entre los opuestos puede ser muy poderoso, la mayoría de las veces elegimos o nos identificamos con un polo y negamos o no aceptamos el otro. Por lo general, nos resulta muy difícil quedarnos en el medio, aceptar ambos opuestos sin quedar divididos internamente. Esto es parte de nuestra naturaleza. En un nivel, estamos divididos.
Pero en otro nivel, los opuestos complementarios forman una sola cosa, que no es precisamente la suma de los opuestos sino que es otra cosa, que contiene a ambos polos y a todas las relaciones entre ellos. Existe algo que puede ser visto desde un nivel mayor de abstracción, y ese algo es la interacción entre opuestos complementarios en otro nivel de abstracción.
Y podríamos seguir eternamente, porque todo lo que tiene forma, tiene su opuesto complementario. El conflicto entre los opuestos puede ser muy poderoso, la mayoría de las veces elegimos o nos identificamos con un polo y negamos o no aceptamos el otro. Por lo general, nos resulta muy difícil quedarnos en el medio, aceptar ambos opuestos sin quedar divididos internamente. Esto es parte de nuestra naturaleza. En un nivel, estamos divididos.
Pero en otro nivel, los opuestos complementarios forman una sola cosa, que no es precisamente la suma de los opuestos sino que es otra cosa, que contiene a ambos polos y a todas las relaciones entre ellos. Existe algo que puede ser visto desde un nivel mayor de abstracción, y ese algo es la interacción entre opuestos complementarios en otro nivel de abstracción.
Estamos acostumbrados a quedarnos en el conflicto entre los opuestos. Por eso el mundo está lleno de conflictos, y por eso las relaciones interpersonales también están llenas de conflictos. No solo las interpersonales, sino las relaciones entre grupos, religiones, países, etc. Concentrándonos en las relaciones interpersonales, generalmente nos identificamos con un extremo (polo), proyectamos el otro extremo (polo opuesto) en los demás, y nos peleamos con ese otro lado que no es otra cosa que el otro lado de nosotros mismos, visto en el otro como si fuera el reflejo de un espejo. Nos peleamos con el otro porque nos encontramos con el conflicto interno entre dos opuestos que están dentro nuestro, sin poder identificar ambos internamente.
Por eso es tan importante que cada ser humano se preocupe en reconocer su “sombra”, el otro lado de uno mismo, la parte oscura (la que no se ve, la que no se acepta). La observación de la propia sombra produce un shock al principio, por eso muchas personas (la mayoría) no desean darse cuenta de que esa sombra es algo propio. El shock se produce porque de repente, uno se encuentra con que lo más odiado de los demás, es en realidad lo más odiado de uno mismo.
Si ese shock puede tolerarse por un tiempo sin asustarse y sin salir corriendo (de uno mismo, por supuesto), y empiezan a observar las propias reacciones, lo que los demás nos dicen, lo que nos afecta de los demás, lo que nos enoja, etc., nos empezaremos a dar cuenta de que esa sombra que está dentro, no es tan oscura como parece, es decir, nos aceptamos a nosotros mismos con sombra incluida. Y esa aceptación, produce un efecto importantísimo (casi mágico diría yo): se empieza a ver la hermosa danza de los opuestos complementarios. Es una danza, es uno y el otro, danzando eternamente, el uno deja lugar al otro, ambos van y vienen, se dan lugar, dialogan, se entrelazan. Al ocurrir esto, aparece la creación, lo creativo, lo nuevo. Algo diferente a cada uno de los opuestos se crea en esa interacción que en un nivel se aparece en conflicto.
La vida misma es una creación que se da a partir la danza de los opuestos complementarios que en un instante luchan y en otro instante se funden en una sola cosa. En esa danza, entre los opuestos, fluye una energía vital capaz de generar el espacio y las condiciones para que algo nuevo surja. No hay nada más maravilloso, mágico y creativo que la vida.
Vanesa Maiorana