La dificultad de dominar los impulsos y pensamientos que nos limitan es un tema inherente a la condición humana que se pierde en la noche de los tiempos. Quiero reproducir aquí algunos fragmentos del sagrado texto hindú Bhágavad Guitá (entre 5000-3000 a. C.), Discursos V (Yoga de renunciamiento a la acción) y VI (Yoga del propio dominio), en los cuales se hace una llamada a la indiferencia ante las emociones y al control de nuestra mente.
Bajo esta filosofía, el hombre:
Ni odia ni desea
Está libre de los pares de opuestos (dualidad)
Percibe que los sentidos se mueven entre los objetos de sensación
Sitúa todas las acciones en lo Eterno, abandonando el apego
Ni se alegra al obtener lo que es agradable, ni se entristece al recibir la que es desagradable
Está desligado de contactos externos y encuentra gozo en su Ser
Está armonizado, es feliz, dedicado al bienestar de todos los seres, desligado del deseo y de la pasión
Cumple lo que es su deber, independientemente del fruto de la acción
Ordenado y pacífico, de temperamento uniforme en el frío y en el calor, en el placer y en el dolor, lo mismo que en el honor y en el deshonor
Considera imparcialmente a los amantes, a los amigos y enemigos, a los extraños, a los neutrales, a los extranjeros y a los parientes; como así también a los
justos y a los injustos
Está libre de esperanza y de ambición
Está libre de ansias por todas las cosas deseables
Es como lámpara en un lugar sin viento
No lo alteran ni las grandes tristezas
Abandona, sin reservas, todos los deseos, nacidos de la imaginación
Poco a poco, alcanza tranquilidad, haciendo que la mente more en el Ser
Percibe al Ser en todos los seres y a todos los seres en el Ser; está él completamente armonizado
¿Cómo lo ves? Parece una meta imposible, ¿verdad? E, incluso, tanta perfección puede parecernos exagerada. Pero si lo piensas, en esa aparente rigidez, la realidad es que los límites han desaparecido. No hay juicios, ni etiquetas, ni pulsiones. La liberación es máxima.
Sin llegar al extremo de exigirnos una perfección imposible, podemos irnos desprendiendo de las ataduras que impiden que nos mostremos como realmente somos, en cada circunstancia y en cada momento de nuestra vida. Como no se trata de imponernos por la fuerza a nuestra mente, porque límites y barreras es lo que nos sobra, tendremos que emprender otro camino, un camino tan cercano que generalmente lo descartamos. Y es el camino de la propia comprensión, del verdadero entendimiento de lo que somos.
Tenemos que parar un momento y escucharnos. Más allá de la mente, nuestro verdadero ser está tratando de comunicarse con nosotros. En esta conexión reside nuestra fuerza y equilibrio y, al experimentar esto, todo lo demás nos parecerá fútil y el desapego y la liberación llegarán de forma natural.
De entre los muchos métodos que existen, Reiki es una buena opción para llegar a ese entendimiento, porque Reiki es puro contacto y armonía. Es un método maravilloso para liberarnos de las cadenas que nos atan, con disciplina pero con amor, y encontrar la fortaleza necesaria para vivir cada día, toque lo que toque. Puedes ayudarte de este o de cualquier otro método. Lo importante es que a ti te funcione.
(Selección textos Bághavad Guitá: A. Powell, El cuerpo mental)