Como seres humanos que somos, irremediablemente habrá momentos en nuestra vida que nos equivoquemos debido a la inexperiencia, ignorancia o simplemente porque hemos actuado como nuestra consciencia nos decía, pero después el resultado real ha sido bien distinto.
Ante esta situación, a muchas personas (entre las que yo me incluyo por supuesto) les inunda el pesimismo, la tristeza y el desasosiego debido a que no les ha sido posible conseguir lo que realmente querían. Es más, muchas de ellas caen incluso en una depresión debido a que no son capaces de asimilar lo ocurrido. Sin embargo, no todo en nuestra vida va a ser un camino de rosas, y es por ello por lo que se antoja muy importante superar esta situación lo antes posible.
¿Acabas de sufrir un fracaso tanto en tu vida profesional como personal? Pues ante todo no te preocupes. Esto es algo que le ocurre a todo el mundo. Por ello, a continuación os daremos una serie de consejos para “digerir” el fracaso de la mejor manera posible y así puedas retomar tu vida con el máximo optimismo posible.
Casi todo tiene solución
Cuando alguien sufre un fracaso en su trabajo por ejemplo, en muchas ocasiones se “castiga” recayendo toda la culpa sobre sí mismo y diciéndose que no “vale para nada”. Y de ahí que pueda entrar en un periodo de estrés e incluso depresión. Sin embargo, después del error no queda otra que salir para delante. Y para conseguirlo, no estaría de más que nos preguntásemos lo siguiente.
¿Tiene solución lo que hemos hecho mal? Pues sí es así, adelante. Intenta lo primero enmendar tu error y si lo consigues seguro que te olvidarás de tu acción pasada mucho antes de lo que imaginas. Es más, incluso tus superiores pueden premiarte y elogiarte tras ver que eres una persona profesional que ante todo se crece ante las adversidades. Algo que cada vez buscan más las empresas. ¡Son todo ventajas!
En el ámbito personal, solo te queda pensar qué has hecho mal, y si no hay vuelta atrás, no queda otra que pedir perdón. Muchas veces desconocemos el poder que tiene un “Lo siento, me he equivocado”. De esta forma, aparcarás el problema con la otra persona en un tiempo récord.
¿Has puesto todo el esfuerzo posible en ello?
Así mismo, muchas veces nos auto-engañamos a nosotros mismos echando la culpa a otro agente externo a nosotros que ha sido el culpable de nuestro error. Sin embargo, eso a la larga no nos ayudará a solucionar el problema. Por ello, no estaría de más, tranquilizarse y mentalizarse un poco preguntándonos lo siguiente: ¿De verdad he hecho todo lo posible para conseguir que me saliese bien lo que me proponía? En caso afirmativo, pues no queda otra que aceptarlo y volver a intentarlo en otra ocasión.
Sin embargo, en caso contrario, hay que responsabilizarse de nuestro error y asumir toda la culpa. No me refiero a "flagelarnos psicológicamente" con lo ocurrido, sino simplemente aceptar nuestro error con la máxima resignación para volver a levantarnos lo antes posible, y a la siguiente vez poner el máximo empeño posible para que no caer de nuevo en la misma piedra.
Y es que tras el fracaso, seguro que después vienen experiencias mucho más positivas. Esto ya lo dijo una vez Truman Capote afirmando que “todo fracaso es el condimento que da sabor al éxito.”
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