Sería paradójico dudar del beneficio de amar intensamente. ¿Cuándo se ama suficiente?¿Cuándo es demasiado?. ¿Cuándo sobra?¿Cuándo falta?...Tratamos el amor como moneda de cambio y creemos que se somete a los vaivenes y devaneos de algo que puede crecer y decrecer con medida. Amar no puede confundirse con depender, ni tampoco con someter, ni con adecuarnos a los deseos del otro, ni siquiera con aferrarnos a los nuestros. Amar es una condición en la que nos encontramos o no. No puede dividirse, ni ser más blanco o más negro. No puede durar poco o mucho. No puede ser pequeño o grande. Simplemente es. Y si es, lo tiene todo. Se trata de un estado en el que solamente puede generarse paz y equilibrio. Si nos revoluciona y sacude, si hace que explotemos por dentro y estallemos al exterior, si no nos deja dormir y cuando estamos despiertos soñamos…no estamos frente al AMOR con mayúsculas. Podemos llamarlo pasión, locura, atracción fatal, obsesión o devoción, pero nunca lo llamemos amor. El amor no exige la ruptura con el sentido del equilibrio interno. No necesita romper con nada, ni revolucionar nuestra existencia. No requiere tiempo porque está por encima y por debajo de él; tampoco espacio porque se dilata sin límites de fronteras materiales. Tampoco esfuerzo porque siempre está siendo uno con nosotros, ni requiere dedicación especial porque ya posee toda sin estar pendientes de que no muera. No pude morir, nunca acaba y ni siquiera necesita del otro para existir. Está instalado en nuestro estado vital de tal forma que aunque no seamos correspondidos, si es amor en verdad, seguirá presente y se alimentará a sí mismo sin necesidad de externalidades. Cuando el amor existe, todo el resto sobra. No admite calificativos porque estos pretenden poner límite a algo que nunca los tuvo ni tendrá. Ni tampoco teme a nada porque no tiene rival que lo reemplace. Es único e indestructible. Es sereno y quieto. Es permanente y seguro. Todas las dimensiones en una. Toda la justificación de la existencia sin necesitar moneda de cambio, ni contrapartida. Si está, se sabe. No duele. Serena. No pregunta.Comprende.No angustia. Da plenitud.
Debemos animarnos a revisar lo que creemos que en nosotros es amor y despues de hacerlo dejar de temer, porque si descubrimos que lo es, estaremos juntos para siempre.