La malaquita es un mineral frecuentemente utilizado en joyería por su intenso color verde. Está formada por vetas de diferentes tonalidades verdes que van del verde claro al verde oscuro.
La malaquita posee una gran capacidad para aliviar el dolor. A diferencia de otros minerales no emite energía, la absorbe, por lo que tiene la capacidad de absorber el dolor y la energía negativa de las zonas enfermas. Ha sido utilizada desde la antigüedad por sus propiedades curativas, en el Antiguo Egipto se utilizaba pulverizada para tratar los problemas de visión.
Dada su capacidad de absorber energía negativa este mineral sufre mucho desgaste por su uso en terapia, por lo que es imprescindible limpiarlo colocándolo sobre una drusa de cuarzo cada vez que se utilice.
Propiedades curativas: La malaquita es un mineral con grandes capacidades curativas y muchos usos diversos. Entre sus principales propiedades podemos destacar la de aliviar el dolor, los calambres, asma, artritis, fracturas, tumores, vértigo, acidez de estómago, etc. Además es uno de los minerales que ayudan a tratar la diabetes.
Usos: La malaquita ha de colocarse sobre la zona concreta a tratar. Puede utilizarse en cualquier parte del cuerpo y en cualquiera de los chakras, aunque su chakra principal es el del plexo solar. En caso de golpes y contusiones puede colocarse una pieza de malaquita sobre la zona dolorida con un apósito, en el caso de la diabetes se ha de colocar en la zona de la cintura.
ORIGEN
Deriva de la palabra griega malacha, que significa malva, por alusión a su color verde.
Ha estado entre las favoritas de los reyes y nobles durante siglos, tal vez porque simboliza la inteligencia. Había incrustaciones de malaquita en los pectorales de los gobernantes asirios y en los cetros de los sacerdotes. Los fenicios llevaron amuletos de esta piedra en sus aventuras marítimas y los generales griegos lucieron brazaletes o sortijas de malaquita al comandar sus milicias hacia la batalla, en la convicción de que la gema les inspiraría las estrategias más adecuadas. Para los Arabes ha tenido singular importancia y los sabios la tuvieron siempre en muy alto concepto.
Recibir un anillo de malaquita es, desde hace siglos, un símbolo de reconocimiento de la propia capacidad. La tradición también le asigna poder talismánico para favorecer el don de la persuasión, allanar obstáculos en la consecución de un objetivo y librarse del mal de ojo. Asimismo, durante mucho tiempo se creyó que, si se ataba al vientre de una parturienta un lazo con un amuleto de malaquita, el parto resultaría menos doloroso. Su valor curativo se manifiesta en relación con la gestación. Durante el embarazo, suprime los vómitos y los mareos, disminuye los riesgos de hemorragia y favorece la distensión.
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