Despertar a la verdad es una profunda realización de lo que eres como una experiencia. ¿Qué es eso que está sintiendo? ¿Qué es eso que está pensando o percibiendo? No se trata de proponer el nombre adecuado para eso, así que no le des un nombre por el momento. Se trata simplemente de darse cuenta, simplemente experimentar. Sentirlo. Percibirlo. Acogerlo. El despertar espiritual es darse cuenta de lo que ocupa el espacio llamado "yo". Cuando escuchas inocentemente, verás que realmente hay algo más aquí que un yo.
Tu yo siempre está experimentando este momento en relación con algún otro momento. ¿Es este momento tan bueno como lo fue hace dos semanas? ¿Será el mismo hoy como lo fue ayer? El yo se preocupa de lo que conoce y si es o no es lo suficientemente bueno para obtener la iluminación. Tu yo podría llamarse a si mismo hindú, cristiano, budista, advaitín, ateo, agnóstico, creyente o no creyente, pero no importa con lo que se identifique tu yo, cuando te vuelves muy abierto y relajado, puedes de pronto ser consciente de que algo más está ocupando tu cuerpo-mente. Algo más está mirando desde tus ojos, escuchando desde tus oídos, y sintiendo tus sentimientos. Ese algo no tiene cualidades. Realizar tu verdadera naturaleza es darte cuenta de lo que está presente sin cualidades. Podemos llamarlo el vacío de la consciencia, el Ser, o el No-Ser. Experimentar directamente esta vacuidad —la vivencia de ello— es el despertar espiritual. Es darte cuenta de ti mismo como una bella nadedad, o mejor dicho, no-cosi-dad (1). Si decimos que es sólo "nada", no captamos su sentido real.
Cuando la imagen del yo se toma un descanso, descubrirás que todo lo que estás haciendo en ese momento es sólo estar abierto. Te sientes muy aliviado de que no estás tratando de llegar a otro momento o a una experiencia mejor. Simplemente te sientes a ti mismo como muy relajado, una tranquila sensación de paz. No has ganado nada en absoluto, no eres más inteligente, no sabes necesariamente más que cualquier otro, y no te has convertido de repente en un santo. Si estás reposando en tu verdadera naturaleza, entonces sientes que realmente no hay adónde ir.
En ese momento, sientes como si tu camino hubiera terminado. Puede ser difícil terminarlo cuando tanto has invertido en tu camino, pero si realmente quieres ser libre, debes querer conocer la verdad más que ninguna otra cosa. Y cuando lo haces, descubres que la verdad es tan condenadamente vacía. No hay nada en ella. No hay nadie allí, sólo una vívida conciencia despierta.
Pero incluso entonces puedes realizar la verdad y aún así no funcionar desde ella. Puedes tener una experiencia de despertar muy profunda y todavía no funcionar desde ese despertar, porque el yo sigue convencido de que un yo es necesario. El yo siempre trata de relacionarte con otro —puede ser el mundo y yo, mi trabajo y yo, el perro y yo, lo que sea. ¿Has notado cómo la forma en que te relacionas con tus pensamientos, sentimientos y sensaciones es a menudo un poco contradictoria? ¿Que nunca es el momento oportuno? ¿Que es casi perfecto, pero no lo bastante? El Buda dijo: "Todo sufrimiento proviene del deseo, del apego". Este es el movimiento del yo que siempre quiere un poco más por el momento.
El yo es torpe. Como mi madre solía decir: "Eres como un toro en una tienda de porcelana china" (2). ¿Has oído eso alguna vez? Si dejas que tu mente imagine a un toro suelto en una tienda de porcelana china, así es como el yo es. Al moverse derriba las cosas, cosas como la más preciosa porcelana china. Con un movimiento de su rabo, ahí va... ¡las tazas chinas de cuatro generaciones de mi abuela! Bum —ahí van. Cuando tu yo está funcionando, es como ese toro. Tiende a hacer mucho ruido, ya que siempre está en una relación un poco contradictoria con su momento. Produce pensamientos, sentimientos, creencias u opiniones ruidosos. También le gusta buscar, mover su cabeza para todos lados, explorar la emoción adecuada en el cuerpo, explorar a través de la mente el concepto adecuado. Siempre está en movimiento como un radar, en busca de que suceda lo correcto.
Tan pronto como quitas tu atención de la exploración del radar, comienzas a notar algo más. En el interior, hay algo que no está creando tanto ruido como el yo. Este algo más, esta apertura, esta conciencia despierta, no está buscando el momento siguiente o explorando la emoción o la experiencia adecuados. Puedes tener esa sensación ahora. ¿Qué se siente al estar simplemente despierto, alerta? Pienses o no pienses que estás despierto, no importa —No te preocupes por eso ahora. ¿Cómo se siente la propia conciencia despierta? ¿Cuál es la experiencia de esa conciencia despierta antes de tratar de estar más o menos despierto? Sólo con una disposición de apertura, puedes comenzar a sentirla. ¿Cómo se siente esta conciencia despierta? ¿Cómo se siente esta apertura? Sólo poniendo tu atención ahí, sólo observando sin ningún esfuerzo, esta sensación sin forma o vacía de ser se intensifica como si dijera: "Alguien está finalmente prestando atención".
Cuando esta apertura está presente, puedes reconocer cómo experimenta tu cuerpo. ¿De qué manera la apertura experimenta un sentimiento, una emoción o el pensamiento? ¿Cómo experimenta el movimiento llamado "yo"? Permítete disfrutar de su sabor auténtico. Esta apertura está en una relación completamente diferente con todo lo que existe, empezando por ti. Está en una relación diferente con el momento; no va a ninguna parte. ¿Lo has notado? No está tratando de lograr algo más. No te ha elevado ni degradado. Comienza a sentir la profunda inocencia de esta apertura. No está percibiendo desde el pasado, ni desde el último momento, y mucho menos desde la acumulación de toda la vida. Está percibiendo sólo en este momento.
La apertura no acumula nada, así que es libre. Tiene una relación profundamente inocente, pero sensata con todo. Es algo primario, despierto y vivo. Puedes sentir lo increíblemente valiosa que es. Cuando la miras directamente, no hay nada allí. Permítete experimentar esta apertura, esta nadedad. Permítete ver cómo se experimenta el cuerpo y la mente ahora mismo, en este momento. Es tan diferente de la experiencia del yo. Esta nadedad es la paz que sobrepasa todo entendimiento, y está aquí, a tu alcance.
La conciencia despierta es inherente a todas las cosas y todos los seres en todas partes, todo el tiempo. Esta conciencia despierta se relaciona a cada momento desde la inocencia, desde la honestidad absoluta, desde un estado en el que te sientes absolutamente auténtico. Sólo desde este estado te das cuenta de que realmente nunca querías lo que pensabas que querías. Te das cuenta de que detrás de todos tus deseos había un solo deseo: experimentar cada momento desde tu verdadera naturaleza. Descubres que simplemente caminando por la calle y ver una hoja al viento o ver un vagabundo en la esquina es la más exquisita de las experiencias. No necesitas nada grande; cada momento tiene una belleza propia. Hasta los momentos más desagradables tienen una belleza cuando se experimenta desde esta inocencia, este estado maravillosamente encantador de conciencia despierta.
En cualquier momento, puedes preguntarte, "¿Cómo es para la vacuidad experimentar este momento? ¿Cómo es para la conciencia despierta?" Escucha de verdad, porque la apertura es tranquila y suave. No puedes insistir en ella. No puedes apropiarte de ella, así que no te esfuerces. Sólo ábrete. Busca la apertura, siente desde la apertura, y relaciónate desde la apertura. Puede asustarte si no estás acostumbrado a ella. Si te encuentras en un lugar que no te gusta, sólo pregunta cómo la apertura experimenta este momento. Un cambio ocurre, y te encuentras diciendo: "¡que me aspen, estoy realmente disfrutando!"
Esta relación desde tu corazón, de la verdad de tu ser, desde la apertura, es algo que no se puede enseñar. Me acuerdo de lo que era cuando como budista fui para realizar los preceptos. Uno lee a través de ellos, los estudia, y en cierto modo los lleva dentro. Haces lo que el pequeño yo hace con ellos, como decidir que vas a hacer un buen trabajo, hasta que descubres otra cosa. Crees que sabes lo que son los preceptos, entonces realmente despiertas a tu verdadera naturaleza y te das cuenta que esta es la forma en que tu verdadera naturaleza naturalmente ve las cosas. Es muy simple. Eso es todo. Ahora no necesitas ningún precepto porque tu verdadera naturaleza ve de esa manera todo el tiempo. No necesitas que te recuerden cómo ve tu verdadera naturaleza. Sólo necesitas que te recuerden lo que es tu verdadera naturaleza.
Así que si quieres descubrir cómo la apertura se relaciona con cada momento, sólo ve al interior. Sé esa apertura. Sé esa vacuidad. Todo lo que puedes hacer es preguntarte a ti mismo, indagar sobre ti mismo. ¿Cómo se relaciona con este pensamiento en mi cabeza? ¿Con esta persona? ¿Con este momento? Puedes ver esto. Ve directamente a la fuente, a la única autoridad que es finalmente liberadora: tu propia conciencia despierta, tu propia vacuidad que percibe este momento. Te enseñará cómo vivir.
Fuente: Adyashanti.org
Notas:
1 Aquí el autor juega con el doble sentido de las palabras inglesas nothing y no-thing, que en español se traducen por "nada" y "no-cosa" respectivamente.
2 En español se suele decir "eres como un elefante en una cacharrería". Pero utilizamos aquí la traducción literal inglesa para poder seguir el razonamiento posterior que hace el autor.
Berkeley, California, 17 de marzo 2002
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