a naturaleza de la liberación es directa, simple y tan natural como respirar. Muchos se tropezarán con ella y retrocederán rápidamente a aquello que piensan que pueden conocer y hacer. Pero hay también aquellos en quienes la invitación resonará... repentinamente verán y estarán dispuestos a abandonar toda búsqueda, incluso de aquello que llamaban iluminación.
Yo no soy...
YO NO SOY... la historia de mi vida, la mente, el cuerpo, las sensaciones, las experiencias de dolor o de placer, el esfuerzo, el éxito o el fracaso. Yo no soy la soledad, la tranquilidad, la frustración o la compasión. Yo no soy tampoco lo que pienso que es mi propósito, la búsqueda, el hallazgo, ni nada de lo que se llama una experiencia espiritual.
Cuando no sé lo que soy santifico estas experiencias, tomo propiedad de ellas y les doy una gran significación. Creo que significan algo que, una vez comprendido, me proporcionará respuestas y fórmulas. Pero estas experiencias son sólo la conciencia ocultándose y revelándose a sí misma a fin de ser reconocida. Cuando sé «lo que» soy, descubro que yo no soy existencia; yo soy la presencia que permite que la existencia sea. La existencia puede florecer en esa presencia o reflejar mi sentido de separación.
Yo soy...
YO SOY... LA EXPRESIÓN divina exactamente como yo soy, justamente aquí, justamente ahora. Usted es la expresión divina exactamente como usted es, justamente aquí, justamente ahora. Ello es la expresión divina, exactamente como ello es, justamente aquí, justamente ahora. Nada, absolutamente nada, necesita ser agregado ni quitado. Nada es más válido o sagrado que nada. No se necesita cumplir ninguna condición. Lo infinito no está en alguna otra parte esperando que nosotros devengamos dignos de ello.
Yo no tengo que experimentar «la noche oscura del alma», ni la sumisión, ni ser purificado, ni pasar por ningún tipo de cambio ni proceso. ¿Cómo puede el ilusorio sí mismo separado practicar algo para revelar que es ilusorio?
Yo no necesito ser serio, honesto, deshonesto, moral o inmoral, estético o grosero. No hay ningún punto de referencia. La historia de la vida que aparentemente ha acontecido es única y exactamente apropiada para cada despertar. Todo es justo y como debe ser, justamente ahora. No por que sea un potencial para algo mejor, sino simplemente porque todo eso es una expresión divina.
La invitación a descubrir que no hay nadie que necesita la liberación es constante. No hay ninguna necesidad de esperar momentos de transformación, de buscar al no-hacedor, de felicidad permanente, de un estado sin ego o de una mente tranquila. Ni siquiera tengo que esperar que descienda la gracia, pues yo soy ya, usted es ya, ello es ya la gracia permanente.
Fuente: Tony Parsons. Lo Que Es (Gaia Ediciones, Madrid 2002)