Tu silencio es mi agonía, guardo dentro de mí los recuerdos y los susurros, que aunque son pocos me hicieron sentir mujer de nuevo. Mi mente siempre la dominaras, mi príncipe, ese que es dueño, se mis sueños más profundos, dueño de mis fantasías, a veces me elevo y me encierro en tus ojos, en tu sonrisa dulce y tierna, para crear mi propio cuento, ese cuento que se desvanece cuando vuelvo a la realidad y cuando estoy en ella aparece la bruja que nos separa que es tu indecisión, esa indecisión que te llena de dudas, de remordimientos, que quizá son provocados por tu miedo a perder algo que ya no existe, pero como tú dijiste yo no puedo decidir por ti, sólo te digo:
Cuando sientas a la persona que amas cada vez más lejos de ti, déjala ir y que busque su camino, con el tiempo regresara y sabrá lo que en verdad perdió y al regresar tal vez ya no encuentre lo que dejo. Anoche me ahogue en mis propias lágrimas, al ver tu silencio respecto a mí, pero luego pensé que era lo mejor para ti, adiós mi querido y amado príncipe.
P. Sevillana