Estamos compuestos por miles de fragmentos de luz, que están simultáneamente en diversas realidades habitando otros tiempos e historias.
Tenemos fragmentos de recuerdos de esas otras dimensiones donde estamos coexistiendo, pero aún no estamos lo suficientemente desarrollados en lucidez para tener acceso a esas vidas - realidades con plenitud.
Somos parte de un montante holográfico. Nuestra totalidad se divide en algo como si fuesen puntos de luz/consciencia estando simultáneamente en todos los tiempos.
Tener conocimiento de esa condición nos hace llegar a la conclusión de que podemos tener acceso constante a nuestros otros tiempos de actuación y también nos habilita para ampliar nuestras capacidades totales, pues ciertamente podremos a cada instante crear nuevas realidades.
Todas las vertientes de un proyecto/vida están extra-dimensionadas en realidades paralelas que llamamos multimodales y algunas de esas posibilidades pueden “colapsarse” en el plano terrestre en cualquier instante.
Nuestras creencias se traducen en nuestras realidades y si haces un trabajo eficiente con tu poder personal podrás concretizar mucho más de lo que nunca hayas imaginado para ti mismo. Nuestras creencias subliminales también poseen mucha fuerza para materializarse, son para-realidades listas ya, en las cuales estamos coexistiendo. De ahí la necesidad seria del auto-conocimiento, para que jamás podamos crear algo basado en la baja autoestima, etc. Por ello la importancia de reconocer y trasmutar un pensamiento agregado a una imagen obsesiva. Por ejemplo: Una constante visualización de un accidente de coche, ya está ocurriendo a otro nivel de realidad... De ahí a bajar para este plano, basta un descuido.
Existe una forma de tratamiento para acceder a esos patrones de realidades multimodales y trasmutarlos, y es mediante un proceso llamado “imagética”.
Por medio de ampliación de la consciencia en lucidez fuera del cuerpo, también se pude entrar en contacto con las otras dimensiones en que habitamos.
Existen innumerables consciencias que están aquí en el planeta en un momento espiritual bastante diferente de la consciencia del buscador.
Esto muestra un abandono del sí mismo, una lentitud en captar la realidad y reconocerse como individualidad. Pero incluso para estas que momentáneamente se olvidan de sí mismas y de la inmensa capacidad creadora que poseen, un llamamiento constante a que despierten estará resonando, aunque distante en sus consciencias. Este es el proceso de individuación que todos nosotros los encarnados pasamos en nuestra jornada terrena.
En circunstancias vecinas, tenemos las diversas consciencias encarnadas en moldes humanos actuando en las interconexiones de todas sus partes, buscando, aunque no sea más que por procesos intuitivos aún no conscientes, el salir del velo de ilusión en que están viviendo.
Podemos observar por nuestra propia experiencia que la consciencia se puede renovar a cada segundo.
El estar parado pasa a significar deterioro, pues el tiempo en la Tierra actúa como un factor ilusorio impulsándonos siempre a actuar, dándonos la impresión de que todo tendrá un fin. En este sentido somos acometidos por la oportunidad de emplear todo ese aparato creativo en nuestro favor, buscando en ese movimiento la ampliación de nuestra consciencia, y como consecuencia podemos envolvernos en un por qué existencial más genuino.
Estamos todos actuando simultáneamente, ora como participantes insertos en un supuesto contexto, ora como observadores en ese inmenso show.
Somos actores de nosotros mismos, por ello necesitamos saber con clareza y responsabilidad sobre el modo en cómo estamos actuando en cada instante, pudiendo así desarrollar nuestras habilidades y ser los señores creadores de nuestras realidades con total consciencia. Definitivamente dejando de ser seres autómatas.
Por eso es altamente relevante la importancia de la búsqueda sincera y de la participación lúcida donde quiera que podamos estar. Siempre exigiendo de nosotros mismos la consciencia de la totalidad.
Estamos perfeccionándonos en nuestros caminos cuando en propósitos claros y bien definidos, presentes en nuestros cuerpos físicos, respirando e intercambiando aire/consciencia con todas las atmósferas... Estando en todo y viviendo el placer del saber estar. Esto es sagrado, es la más pura religiosidad que puedes imaginar. Es el “religare”.
Sacando provecho de todas las experiencias, en la consciencia del aprender.
Generando el auto-merecimiento, la autoestima, ampliando oportunidades creativas para todos.
Somos creadores, criaturas divinas en pleno movimiento, siempre.
Son las actividades múltiples y variadas del buscador, que tiene como principio la expansión del yo, aunque éste en cierto modo no lo sepa todavía.
La consciencia del sí mismo va transformando los universos por los que se transita en espirales de movimiento hacia el interior de todo el ser.
Es cierto que nuevos caminos se van abriendo a media que se avanza por la propia voluntad de tener consciencia y lucidez.
Estos son los procesos por los que cualquier consciencia, encarnada o no, puede pasar.
Somos grandes, tenemos la divinidad en nosotros. Es hora de despertar. Busca aparceros que estén en el mismo propósito.
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