Estás ahí, feliz de la vida, saliendo con aquella persona tan guay, haciendo planes y sintiéndote tranquila como hace mucho no te sentías… ¡Va todo muy bien, gracias! ¡Cuando, he aquí que de repente, de la nada, surge aquel amor del pasado!
Después de estremecerte, de sentir aquel frío doloroso en la barriga, de constatar tu corazón disparado y tus manos sudando, recuperas el mínimo discernimiento y te preguntas: ¿qué hago ahora? ¿Será que vale la pena correr el riesgo de echar todo a perder con esta persona para dar una nueva oportunidad a quien había desaparecido de tu vida?
Sería estupendo si hubiese una respuesta acertada y otra equivocada para cada caso. Con todo, eso no existe. En casos como ese, lo que tendrás que hacer será pararte, reflexionar y, sobre todo, consultar tu corazón. No un corazón atolondrado, inocente e ingenuo hasta el punto de repetir las viejas tonterías del pasado. Sino un corazón lúcido, sano, capaz de ponderar lo que pasó, lo que está pasando ¡y cuáles son las reales posibilidades de que algo realmente bueno llegue a suceder!
En primer lugar, vale recordar que ciertas personas reaparecen simplemente porque no soportan ver a una ex pareja comprometida y feliz. No saben lidiar con el hecho de que ya no se llevan el gato al agua. También están aquellos que, al estar solos o incluso estando acompañados, caen en un mórbido estado de nostalgia y deciden revivir sensaciones antiguas, con amores ya terminados…
Ocurre que, con independencia de los motivos, el caso es que eres tú quien tendrá que decidir si vale la pena cambiar lo seguro por lo dudoso y, más que eso, si estás dispuesto a correr el riesgo de amargarte con una gigantesca decepción. Sí, claro, puede que salga bien, ¡sin duda! A fin de cuentas es posible que tu ex se haya dado cuenta tan solo ahora de todo lo que siente por ti.
Pero, y con mucho pero, es hora de usar la inteligencia y proceder como quien sabe que no merece que le tomen por tonto. ¡Si hay que arriesgar, que sea por algo que lo valga! Y que sea un riesgo basado en la madurez y, sobre todo, en la lealtad. Y solo hay una manera de advertir si ese rollo va por buen camino: observando atentamente las actitudes del otro.
¿Tiene consistencia su propuesta? Esta persona que ha reaparecido para desordenarte las hormonas y agitar tus pensamientos ¿dice solo que le gustas, o que desea realmente estar contigo, asumir una relación? ¿Da señales claras de que pretende comprometerse o por el momento solo demuestra que quiere un flashback?
Y si está comprometida con otra persona, este es otro punto que ha de considerarse muy bien. Si realmente le gustas y quiere estar contigo, ¿por qué no rompe antes con esa pareja? Y si no le es posible romper ahora, ¿cuánto estarías dispuesta a esperar hasta que ambos pudieseis reorganizar vuestras vidas y uniros sin causar más estragos que los inevitables?
En fin, hay personas con intenciones realmente nobles y hay otras que lo único que quieren es liar, sin que les importe a quién van a hacer daño. Pero una cosa es cierta: entre el sí y el no, la elección será tuya ¡y la responsabilidad por las consecuencias también!
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