Una cosa es “amar” y otra, “obedecer”. cuando actuamos, sentimos o pensamos como al otro le gusta y no, según nuestra forma de ser y de pensar; es que estamos dando algo que no debemos dar. aprenda a decir que “no” cuando hace falta para evitar problemas en sus relaciones.
No solamente a través del desamor se puede ejercer un maltrato: también el “ejercicio” del cariño, sin parámetros adecuados, puede generar angustia, ansiedad y, al fin y al cabo, volverse patológico. Muchas personas se encuentran superadas por las demandas de su entorno, a las que no saben cómo dar cumplimiento sin sentirse a la vez constreñidos, menos libres y sometidos a los designios de sus afectos que, con la excusa de solicitarlos a alguien “de confianza” o que saben que no va a fallarles, generan abusos cotidianos de poder y de los recursos ajenos (tiempo, dinero, esfuerzo, etc.). En esta nota, podrá conocer si tiene un perfil propicio para ser la víctima de esta clase de vínculos, así como a detectar las relaciones abusivas en cada ámbito cotidiano, y a saber cómo controlarlas.
MINITEST
¿Es usted un “blanco fácil” para el abuso emocional? Conteste las siguientes preguntas, sume el puntaje y lea el resultado.
1.- Cuando surgen complicaciones o peleas, ¿suele llorar o tener ataques de ira?
a) Sí, muy a menudo.
b) Sólo cuando la situación lo ha superado por completo.
c) Trata de evitar esas reacciones todo lo que puede, aunque a veces “explota” por cosas menos importantes.
2.- ¿Reconoce el momento en el que está empezando a enojarse?
a) Sí; en ese punto, trata de recobrar la calma y de impedir el desahogo.
b) No; cuando se da cuenta, ya se enojó y no puede controlarse.
c) A veces, puede detectar ese momento; pero, en ocasiones, lo toma por sorpresa.
3.- ¿Su ánimo suele cambiar con facilidad?
a) En algunas etapas de su vida, de acuerdo con la situación que esté viviendo.
b) No; se considera una persona bastante estable.
c) Sí; su ánimo es muy cambiante, incluso, durante el día, su estado de ánimo varía de un momento a otro.
4. Si se siente agredido o atacado, ¿cómo reacciona?
a) A veces, se defiende a los gritos, pero también puede quedarse paralizado sin saber cómo actuar.
b) Se siente descolocado y sus respuestas pierden naturalidad.
c) Trata de no “estallar” y, luego de tranquilizarse, pretende dar explicaciones a lo que no las tiene.
PUNTAJE
PREGUNTA 1
a) 1.
b) 5.
c) 3.
PREGUNTA 2
a) 5.
b) 1.
c) 3.
PREGUNTA 3
a) 3.
b) 5.
c) 1.
PREGUNTA 4
a) 1.
b) 3.
c) 5.
Una vez sumados los puntos de todas las preguntas, vea, según el puntaje obtenido, qué apartado le corresponde leer:
De 4 a 9 puntos: es excesivamente permeable a las opiniones ajenas. Percibe su entorno a través de los comentarios de quienes lo rodean y no, a partir de sus propias ideas, por lo que pierde la correcta visión de sí mismo. Por eso, no puede distinguir cuáles son sus responsabilidades y se siente aludido o demandado en cualquier circunstancia. Debido a todo ello, puede ser una víctima muy fácil para los “abusadores emocionales”. Le cuesta mucho decir que “no” a lo que le piden.
De 10 a 15 puntos: no se encuentra a merced de su entorno. Aunque también atiende a las opiniones de los demás, otorga importancia a sus percepciones, a sus experiencias y a su intuición. Ha logrado distinguir aquellas cuestiones en las que se encuentra involucrado, de esas demandas que le insumen esfuerzo y tiempo sin aportar ningún beneficio.
Gracias a esta actitud, aunque, en casos extremos, podría ser vulnerable a las demandas afectivas de otros, siempre sabrá valorar qué puede o debe dar y qué no. No es usted, por tanto, una víctima fácil, y decir que “no” es, desde su punto de vista, un hábito saludable. Siga como hasta ahora.
De 16 a 20 puntos: a pesar de que parece maduro y algo distante, esto no lo mantiene a salvo de los abusos emocionales. Sus características inflexibles -estructurado, normativo, obediente en exceso, sujeto a mandatos desactualizados, etc.- lo mantienen sujeto a reglas internas que no dejan lugar alguno a la crítica. Es por eso que su autonomía se ve comprometida o debilitada. Estas razones generan que, aunque, a primera vista, no parezca usted una víctima fácil del abuso emocional, en realidad, sí lo sea. Puede decir que “no”, pero, en realidad, el otro entenderá un “sí”.
LAS SOLUCIONES
3 pautas para aprender a decir un “buen NO”
¿Cuáles son los “buenos NO”? Los que no surgen de un estallido de ira, sino de una decisión tomada con autonomía y que tiende a la comunicación, no al enfrentamiento.
Estas tácticas permitirán “descomprimir” la situación y manifestar las opiniones propias, aun en ambientes adversos.
1. Cambie de estrategia de conversación.
Cuando se sienta presionado por alguien que asume tener la razón exclusiva sobre algo, no discuta; sólo repregúntele con tranquilidad sobre lo que dice: “¿Por qué te parece que esto es así?”; o “Así como lo planteas, parece correcto, pero prefiero pensarlo un poco más”. De esta manera, no estará expresando un “no” directo, sino informando al otro que no cederá frente a su presión.
2. Reconozca a los buenos oradores, pero no obedezca.
Las personas que tienen talento para dar sermones sobre lo que debemos o no hacer suelen brindar largas argumentaciones para persuadir al otro. No se deje apabullar y desactive el monólogo diciendo: “¿Podrías explicarte mejor? ¿Qué es lo que deseas en verdad? ¿Cómo te parece que yo haría esto?, etcétera”.
La forma de controlar a los grandes oradores es haciéndolos entrar en el terreno del diálogo, del xxxxxx, y sacarlos de su monólogo.
3. Manténgase cerca y sea amable, pero no diga “Sí”.
Usted puede cuidar o halagar a los demandantes sin aceptar lo que le piden. Este ejercicio suele funcionar muy bien con parejas posesivas o con los hijos. Si bien lo que piden no se les concederá, se les demostrará que hay otras maneras para que todos se sientan mejor.
Por ejemplo, si no puede acompañar a su esposo a una reunión familiar que le disgusta profundamente, al otro día despiértelo con un buen desayuno. Si decidió no ir a la casa de su madre esta semana por las razones que sean, llámela por teléfono y corte la comunicación con cualquier excusa amigable cuando considere que la tarea está cumplida. Si sus nietos quieren desordenar toda la casa porque desean jugar don-de no deberían hacerlo, dígales que “No” y propóngales otra opción divertida en la que usted pueda participar, etcétera.
Compensar el “no” es una forma efectiva de respuesta.
LA OTRA CARA DE UN AMOR ENFERMIZO
La amplia variedad de obsesiones afectivas hacen imposible definir en unos cuantos parámetros los vínculos enfermizos, pues las parejas son tan singulares como las personas que las componen. Sin embargo, sí es posible identificar algunas características habituales. Son síntomas importantes, comunes a todos los casos, más allá de las diferencias y particularidades que cada uno de ellos posea.
¿Cómo saber si nuestra pareja es equilibrada?
Como norma general, la primera característica común es que estos vínculos no generan gratificación en una o en ninguna de las partes implicadas, sino sufrimiento. Básicamente, una de las causas de esta falta de gratificación es que uno de los miembros de la pareja ha debido interrumpir aspectos de su desarrollo personal -laboral, intelectual o afectivo-para que el otro miembro no sintiera dudas, miedos o desconfianza por esas actividades.
Así, la libertad de él o de ella es vista como una amenaza para el otro y cada renuncia a su independencia personal, considerada como una prueba de amor. Otra señal de que el vínculo es obsesivo es que se cierra sobre sí mismo: así, el abanico de actividades realizadas -—sociales, laborales, familiares, amistosas— se ha reducido al mínimo después de la formación de la pareja. Por otro lado, una de las partes, o las dos, enfrenta graves problemas de autoestima en relación a su pareja: no se ve atractiva, no se siente interesante, cree “no merecerlo/a” y considera que, debido a la suerte de estar con esa persona que, distraída o equivocada, lo ha aceptado, debe realizar todo lo que esté a su alcance para conservar ese supuesto amor.
EL ACOSO PSICOLÓGICO, OTRA FORMA DE VIOLENCIA
Los amores enfermizos suelen incluir alguna variante violenta en su forma de relacionarse. Muchas personas, al leer esto, se dirán: “¡No! ¡Mi pareja jamás me pegó!”; olvidándose de que el ejercicio de la violencia no sólo se practica agrediendo a otro físicamente. Los “golpes” psíquicos y emocionales pueden ser igual o más dolorosos que los primeros.
Mucha personas que viven un amor de este tipo tienen su autoestima muy herida; se sienten incapaces y consideran que lo único bueno en sus vidas es aquél o aquélla que tienen al lado. Por eso, creen que amarlo/a presupone anularse a sí mismas. Una conclusión equivocada a la que no llegan solos, sino ayudados por una pareja que ejerce violencia psicológica sobre ellos; alguien que les recuerda de forma continua el poco o nulo valor que les otorga.
¿CÓMO SUPERAR UN AMOR OBSESIVO?
Si usted siente que alguno de los ítems aquí señalados se corresponden con su situación actual o que, por otros factores, su autoestima y su gratificación han descendido a partir de la unión con su pareja, es momento de actuar. No espere a que la violencia, cualquiera sea su forma, dañe su salud.
Las claves
Para modificar un amor enfermizo, es necesario operar sobre ciertos aspectos centrales; veámoslos, uno por uno.
Independencia económica: no pierda tiempo y trate de generar su autonomía económica; de otro modo, no podrá tomar decisiones que impliquen mudanzas, viajes, tratamientos psicológicos o traslados. El ejercicio de la libertad personal necesita recursos.
Autonomía interna: debe hacer lo posible por sí mismo o buscar ayuda para lograr un mínimo de independencia personal. Converse con gente de confianza —no con su pareja— sobre lo que le está sucediendo y cuáles son sus sentimientos. Si no encuentra a nadie cercano, busque ayuda profesional: un psicólogo o un especialista de pareja podrán colaborar en este proceso.
Dialogar: cumplidos los pasos anteriores, converse con su pareja, y escuche sus argumentos. Tal vez, pueda recomendarle una terapia individual o acompañarlo a sesiones de psicoterapia conjunta. Si lo ama de verdad, le responderá con un rápido “sí”.
ALGUNOS SÍNTOMAS DE OBSESIÓN AFECTIVA
Usted cree que la persona que ama es la única que puede hacerlo feliz.
A pesar de que se esfuerza, no puede dejar de pensar en esa persona.
Desde que se ha enamorado, come mal, duerme poco, está ansioso, se siente angustiado, etc., etcétera.
Cree que se moriría si esa persona deja de amarlo, o que no podrá soportar su ausencia.
Cree que la otra persona es mejor que usted.
Usted se cree el “salvador de su amado”, o que él o ella lo es respecto a usted.
http://www.revistapredicciones.cl/aprenda-a-poner-limites-a-sus-afectos/