La mente común no tiene acceso a la vida interna. El mental colectivo de la humanidad hoy es un campo de fricción y de conflicto, donde las fuerzas involutivas están sueltas. La Jerarquía no puede descender a ese nivel porque la desarmonía es tan grande que su luz lo desintegraría.
Para que nuestra mente pueda apoyar el trabajo evolutivo es necesario cuidarla. De lo contrario, habrá una permanente división entre la mente que se rebeló, no comprendió, no concordó y resolvió actuar por su cuenta, y la Jerarquía, que trabaja en los niveles supramentales.
Una forma de incluir a la mente en el proceso de elevación espiritual que el corazón ya experimenta, consiste en estudiar asuntos sagrados. Leer la enseñanza espiritual y reflexionar sobre ella, sistematizar el conocimiento transmitido por la Jerarquía, relacionar los conceptos de varias escuelas de pensamiento espiritual, identificando lo que tienen en común y lo más elevado de cada una, son prácticas que pueden ayudar a la mente a no desviarse del camino y a no convertirse en un obstáculo para el crecimiento espiritual.
Otra posibilidad de trabajo mental consiste en acordarse constantemente del Yo Espiritual que vive en nuestro interior. Si durante el día, al realizar las tareas concretas, nos recordamos y reverenciamos a nuestro Yo Espiritual, comenzamos a establecer una conexión con él y nos abrimos para contactos aún más elevados.
También podemos recordar con frecuencia a la Jerarquía interna de la Tierra y pensar que realizará un trabajo sobre nosotros. A fin de mantener la mente ocupada con ese tema, podemos, entre otras cosas, leer o escuchar conferencias referidas a ese tema, orar y reflexionar sobre las cualidades de determinada Jerarquía que nos inspire devoción.
Extraído del libro "Trabajo Espiritual con la Mente." – Trigueirinho
Editorial Kier
Páginas 55 a 57