Las relaciones sexuales deben de ser satisfactorias, plenas, llenas de libertad y de placer. Esto se puede llegar a cumplir cuando hay comunicación y confianza en pareja. Pero también juega un papel muy importante lo individual, donde hay conocimiento de mi cuerpo, de mis sensaciones, responsabilidad y hasta las razones adecuadas para tener relaciones.
Esto no se siempre se cumple y por eso es que generalmente hay ansiedad, miedos y culpas, que no dejan disfrutar al máximo las relaciones sexuales, por lo que pueden surgir algunas disfunciones sexuales. Casi el 85% de las disfunciones sexuales tiene un origen psicológico, social, educativo o de pareja, y no tienen que ver con algún problema medico o físico, esto pasa tanto en hombres como en mujeres.
La ansiedad en la mujer, se presenta muy asociada a la baja autoestima o mala imagen corporal que se tiene. Por no sentir tener el cuerpo perfecto, se privan de disfrutar la relación sexual, y la ansiedad las lleva a siempre hacerlo con la luz apagada, o con algo de ropa puesta, además de exponerse poco tiempo con su desnudez. Como resultado se da el privarse de disfrutar su propia sexualidad, y hasta fingir un orgasmo.
La culpa es algo más característico en la mujer. La culpa está asociada al "qué dirán", a "que no se enteren", a "qué pensará después", la religión y el estereotipo de la mujer en la sociedad "que vale, según su sexualidad". La sociedad ha puesto en la mujer varios estereotipos, los cuales ella debe cuidar, no exponer, y no hacer algo, lo cual la deje mal frente a los demás. Todo enfocado a la virginidad.
La culpa crea anorgasmia. Cuando la mujer está más al pendiente de lo que la pareja puede pensar, de lo que pasará luego, deja de disfrutar o se priva de disfrutar de la relación en pareja. Pero cuando también puede llegar a sentir un orgasmo, se siente culpable, porque le han dicho que no está bien, volviendo a privarse de disfrutar. La culpa también la lleva a no tomar la iniciativa en pareja, y caer en rutina o reclamos de pareja; porque ella se siente mal a la hora de hacerlo, ya que no es el comportamiento de una mujer "decente".
El miedo es algo que se presenta como consecuencia de la falta de responsabilidad en la sexualidad: el miedo a un embarazo no deseado, o a contraer una infección de transmisión sexual. El embarazo es algo que llega a causar mucho miedo en la relación, sobre todo cuando no es una relación estable. Esto hace que se practiquen métodos no tan fiables, como el coito interrumpido, que a la larga causa frustración, porque es como dejada a un lado en su sensación y su placer, muchas veces se limitan a sentir porque saben que aunque empiece a llegar al orgasmo se quedarán a medias porque la pareja se retira para eyacular fuera.
Las infecciones de transmisión sexual esta empezando a crear miedo y desconfianza en las relaciones sexuales, tanto en con una pareja estable, por las infidelidades, como en una aventura, por no saber sobre la pareja. Pero aun así, no es una preocupación tan seria que impida tener relaciones, esta se da después, y puede llegar a convertirse en culpa, pero no en un desencadenamiento de disfunción sexual. La responsabilidad social no ha llegado a crear conciencia de las consecuencias que traen las infecciones y cómo cuidarse y protegerse.
La información y educación sobre todo lo que implican las relaciones sexuales, así como el llegar a conocer y aprender a querer el cuerpo propio, hará que se pueda disfrutar la sexualidad.
Se debe tener claro el por qué se tienen relaciones sexuales; el ser responsables antes, durante y después de la relación sexual, de esta manera se podrá tener una sexualidad más libre, pero con responsabilidad, y consciencia.
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