Abraxas era una palabra muy utilizada entre los gnósticos para designar el curso del sol durante las 365 días de cada año; de hecho, según la numerología griega, la traducción de esta palabra sumaría 365 y esto, denotaría el ciclo anual de la Tierra.
Antiguamente se creía que esta palabra era muy poderosa así que no es extraño que durante mucho tiempo la palabra fuera utilizada como un talismán, razón por la cual actualmente es posible encontrarla grabada en varios talismanes mágicos; además Abraxas era también el nombre de una piedra, la Piedra Abraxas, con la que se elaboraba antiguamente un amuleto.
Sin embargo, a pesar de su importancia y uso, hoy en día seguimos sin conocer su verdadero significado, ni origen y tampoco se sabe exactamente si designa a un dios; algunos piensan que sí, y de hecho, existen algunas teorías que afirman que fue gracias a Basilides que surgió esta palabra.
Basílides (120-140 d.C) fue uno de los gnósticos alejandrinos más importantes de su época; creía firmemente en la existencia de 365 mundos celestes que estaban habitados cada uno por seres en distintos grados de evolución y que habían surgido gracias al Dios Supremo. Algunos afirman que fue precisamente él quien inventó esta palabra, cosa que no sería rara si tomamos en cuenta su creencia en los 365 mundos celestes. Aunque hoy en día no sabemos si fue él quien verdaderamente inventó el Abraxas, lo que sí sabemos es que gracias él se fundó la secta de los Basilidianos, una de las primeras del cristianismo primitivo. Los Basilidianos creían pues que Dios había creado estos 365 mundos celestes y utilizaban la palabra Abraxas para designar a su ser supremo.
Existen otras teorías que afirman que la palabra Abraxas está relacionada estrechamente con el Abracadabra palabra que, de acuerdo con algunos autores del siglo XIX, también estaba relacionada con el Sol.
Entre las civilizaciones persa y siria, por su parte, Abraxas era un monarca al que se le representaba con cabeza de halcón o de gallo, pies con forma de serpiente y portando un látigo o una daga en la mano derecha, mientras que en la izquierda lleva un escudo.
No deja de ser curioso que en plena Edad Media —una época caracterizada por el oscurantismo y la persecución de brujas y cualquier otra actividad que no entrara en el canon religioso y que hablara de dioses distintos al del cristianismo—, se siguiera utilizando esta palabra. Bernardo de Montfaucon, un monje benedictino francés que vivió entre 1655 y 1741 y a quien debemos además la fundación de la Paleografía (disciplina que se encarga del estudio de la escritura antigua), aseguraba que la palabra Abraxas podía ser encontrada 6 amuletos distintos: un amuleto con cabeza de gallo, con cabeza de león, con cabeza humana, con cabeza de Anubis y con cabeza de Serapis, todos estos amuletos tenían además inscripciones hebreas.
Como habrán podido notar, la el origen y significado de la palabra Abraxas sigue siendo escurridizo; sin embargo, esto no ha sido impedimento para que en la antigüedad se le utilizara muy a menudo y se creyera que era altamente poderosa.
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