Desde que nacemos lo natural es ser amante de las personas que nos cuidan aunque no haya consentimiento por ninguna de las dos partes. Han circulado dos amores diferentes, el intenso amor de la madre que es un amor asexuado y la respuesta intensa del bebé que es sexual. Claro la erótica del niño no está focalizada en los genitales, irá ocurriendo más tarde cuando llegue a los cinco años, así su erotismo difuso adquiere su caracter genital.
Lo normal es que la madre desoiga los mensajes más o menos explícitos del niño porque su labor es educarlo, es decir reprimirlo. Entoces el niño entenderá al instante la sexualidad como algo privado, íntimo y aprenderá a disimularlo. Antes la madre le ofrecía su pecho y le alimentaba, después se lo niega cuando quiere verlo y tocarlo a la menor cosa. De más pequeño se bañaban juntos, más tarde está prohibido que el pequeño entre en el baño cuando su madre está duchándose.
Llega la hora de ajustar ese contacto entre ambos y si los padres son excesivamente liberales y continúan ofreciéndose para darse gusto mutuo, perturbarán la evolución del niño. Pude observarlo hace mucho tiempo en el comportamiento de una madre, muy amorosa pero un poco perturbada, que solía entrar en la bañera con sus hijos. Esta actividad la prolongó hasta después de la pubertad de los "pequeños" Hoy día estos niños, que ya son hombres, son visiblemente afeminados.
El padre, su marido, era un hombre débil que asistía a esa erotización absurda de sus hijos ... indiferente. Y cuando llegaron a la pubertad no pudieron evitar el incesto dada la excesiva liberalidad. Aunque el incesto es por estructura imposible porque si uno de los padres se ofrece como amante, los hijos le pierden inmediatamente. Se quedan huérfanos, porque los padres no pueden ser amantes, hay que elegir entre amantes o padres, y uno de los dos desaparece.
Además si es la madre la que se ofrece como amante, el hijo ocupa el lugar del padre que desaparece en su función. Por eso para no ser huérfanos los niños de los que hablaba fueron homosexuales ... Así perdieron su virilidad pero se pusieron a salvo del incesto. Si hubieran sido mujeres como la madre habrían podido compartir el baño familiar.
Hay que aclarar que bañarse con el pequeño no es grave, sí utilizarlo como compañero sexual, porque eso no libera la sexualidad, sino que frena su desarrollo. Sabemos que el amor y las caricias de los padres son básicos para el desarrollo afectivo del niño. Aunque la salud del niño depende de que sus padres le amen sin erotizarle demasiado, más allá de lo que el niño necesita. Si se le da demasiado deja de ser amor para ser estupro, lo que no es saludable.
Y para que la función social de los padres no se pervierta, la sexualidad del pequeño no puede ser correspondida. Es lógico que la madre sienta placer abrazando o besando a su hijo, lo que es indispensable para la evolución del bebé, ahora bien el adulto se da cuenta cuando ese amor se erotiza y su deber es evitarlo. El niño va a ir sexualizando mientras que el adulto necesita ese amor pero sin que llegue a ser erótico.
Por eso si los progenitores desean que sus hijos sean libres sexualmente, se lo permitirán cuando éstos lleguen a la adolescencia, porque la libertad sexual en la primera infancia bloquea el desarrollo del pequeño, es decir produce el efecto contrario.
Las personas que han sufrido este comportamiento sexual por parte de sus progenitores necesitan la ayuda de un terapéuta sexual para poder superar el incesto y disfrutar de una sexualidad libre, sin sentimientos de culpa.
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