La masturbación es un tema delicado y controversial pero se vuelve realmente espinoso cuando estamos en pareja. Ya sea que seas vos la persona que se masturba y que tiene que andar con el cuidado de que no la encuentren (cómo adolescente) o la persona que sospecha o encuentra a su pareja masturbándose, siempre es incómodo. Pero, si es algo que prácticamente todos han hecho (incluyéndonos), ¿por qué nos incomoda tanto?
Incomoda por las creencias erróneas que se tienen con respecto a la masturbación y a la sexualidad compartida. Aquí algunas:
La masturbación es un consuelo, la “hermana pobre y fea” del “sexo de verdad”
Si una persona tiene la posibilidad de tener sexo, no tiene necesidad (y casi que tampoco derecho) a masturbarse.
Si yo tengo una pareja, yo soy el encargado de satisfacer sus deseos y necesidades sexuales y la otra persona, es responsable de los míos.
Quien tiene buen sexo con su pareja, no necesita masturbarse
Si te estás masturbando, es porque no te satisfago, no te gusta el sexo conmigo.
Algunos datos sobre la masturbación dentro de las relaciones de pareja pueden ayudarte a sentirte mejor,
No menos del 70% de las personas casadas se masturban.
Se masturban tengan o no una buena vida sexual.
Muchas personas con pareja se masturban porque es una liberación rápida, fácil y descomplicada (no tengo que seducir, complacer, convencer ni pensar en nadie más que en mí) de obtener un orgasmo.
Si quitamos todas las creencias erróneas que existen de la masturbación, podríamos ver que puede ser una herramienta sumamente liberadora para las personas en una relación:
Cuando hay diferencia en el apetito sexual: Que alguien se quede con las ganas o que alguien tenga un sexo que no desea tener son opciones insatisfactorias para uno o ambos miembros de la pareja. Esto se soluciona si cada quien se hace responsable de su sexualidad. El que tenga mas ganas puede masturbarse y quitarse las ganas.
Cuando el sexo compartido está contraindicado o es imposible: por embarazo, enfermedad o en parejas que están distantes físicamente por diversas circunstancias. En estos casos, a veces en consulta sugiero la masturbación, especialmente a los pacientes masculinos que insinúan que tiene que irse a buscar otra persona porque no pueden estar sin sexo. La respuesta inmediata que recibo es que eso no se hace porque “es pecado”. Me parece sumamente llamativo el que la masturbación, en la mente de muchos, sea más incorrecta o “pecado” que la infidelidad.
En este sentido, todas las creencias erróneas que tenemos con la masturbación se vuelven una barrera a la hora de vivir la sexualidad individual de forma plena.
La masturbación no es un sustituto del sexo compartido. Es una experiencia física y emocionalmente diferente. Finalmente, no importa cuánto tiempo estés con una persona, esta nunca podrá conocerte mejor que vos misma. Adicionalmente, la masturbación permite una experiencia 100% enfocada en uno mismo, con las variaciones de presión, ritmo y respiración que a uno se le ocurra, algo que por la naturaleza del sexo compartido, no sucede. Por otra parte, el sexo compartido es emocionalmente más gratificante, y la química que se genera al unir dos cuerpos es algo que, por la naturaleza misma de la masturbación, nunca va a obtenerse en una sesión de automimo.
Todo esto toma como premisa, obviamente, que la relación está razonablemente saludable. Cuando esto no es así, la sexualidad compartida tiende a extinguirse y sólo queda la masturbación. En este caso, lo primordial es recobrar el balance en la relación de pareja. La sexualidad sigue naturalmente.
http://www.tusexosentido.com/2013/04/15/si-me-tiene-a-mi-porque-se-masturba/