Hay pocas cosas más frustrantes que cuando no nos entienden. A todos nos ha pasado: Revisamos y revisamos, y sí, la lengua oficial de ambos es la misma, pero a la hora de hablar, escuchar y comprendernos parece que uno hablara chino mandarín y el otro suajili.
La frustración (que es enojo porque las cosas no salen como quisiéramos) nos cierra la mente y empezamos a intentar formas poco fructíferas de hacernos oír. La más común es elevar el tono de voz, lo que es poco eficiente para lograr nuestro objetivo y tiene resultados nefastos la mayoría del tiempo. Entonces, ¿Cómo me hago entender? Varias sugerencias:
Dejando de pensar que la otra persona “debería” entenderme: No entiende. Hay que aceptarlo, superarlo y flexibilizarme para lograr empezar a probar otras maneras de comunicarme para que logre entenderme.
Yo soy el necesitado: entender que si yo soy el que necesita sentirse comprendido, yo tengo que encontrar la manera de que me entiendan. Es mi trabajo, no el de otra persona.
Aprendiendo a saber específicamente lo que quiero y transmitiéndolo de manera clara y concisa: Por ejemplo, si yo digo que “quiero respeto”, eso puede significar infinidad de cosas para cada persona porque el respeto es un concepto no específico y puede cambiar a cada momento. En vez de eso, necesito ser específica “Quisiera que cuando estemos en público y necesités corregirme en algo, lo hagás en privado. Podrías decírmelo hablándome bajito y al oído en un momento en que estemos separados de los demás o mandarme un mensaje de texto. ¿Creés que podrías hacer esto?” La pregunta es importante porque sella el acuerdo y se deja de sentir como imposición.
Si no puedo especificar lo que quiero y no logro transmitirlo, entonces hay que pensar antes de hablar.
Solo puedo pedirlo si estoy dispuesta a escuchar un NO como respuesta: Si no, no estoy lista para pedirlo y como persona responsable de mis palabras, necesito callarlas hasta que esté lista para escuchar la respuesta que venga.
Comprensión de lectura: es decir, ¿Qué estás entendiendo de lo que te dije? ¿Qué es lo que quiero que hagás? Para que la persona responda en sus propias palabras. Así puedo asegurarme que lo que yo saque por mi boca, es lo mismo (o parecido) a lo que llego a su cerebro sin suponer que “como hablamos el mismo idioma…”
Cuidar mis prejuicios: Los prejuicios contaminan la comunicación porque nos predisponen de manera positiva o negativa hacia una persona. Los prejuicios hacen que le pongamos filtros a la realidad, parecido a lo que hacen unos anteojos de colores con la vista (Si me pongo unos anteojos azules, lo rojo se ve morado y lo blanco celeste) Los prejuicios son así pero permanentes y es muy difícil después quitarlos. Especialmente si yo tengo prejuicios negativos con mi pareja (la considero una mala persona), me va a ser difícil relacionarme manera constructiva con ella. Así, si yo lo considero un mentiroso, de nada sirve que le pregunte, porque consideraré mentira la respuesta que me dé. Si voy a preguntar o a hablar, tengo que estar abierta a lo que me responda.
Ahora bien, si yo estoy convencida que mi pareja es una mala persona, entonces ¿Cómo voy a amarla? ¿Qué clase de persona tengo que ser yo para decidir hacer una vida con una mala persona? Hay que reflexionar al respecto.
http://www.tusexosentido.com/2013/07/11/ni-te-entiendo-ni-me-entendes/