Vamos a comenzar por el principio. Por el origen de todo. El origen de la vida. De esta manera, le vamos buscando un orden a estos temas y cosas. Iremos hablando de lo que es y sucede en las distintas etapas de esa misma vida.
Cuando los cromosomas del hombre y la mujer se juntan para determinar el sexo del hijo que se va a formar, cualquiera que sea el resultado, todos parten y comparten un mismo origen. Lo que serán los testículos, sacos guardadores de millones de espermatozoides en el hombre, se abren como una fruta madura, para formar la vulva en la mujer.
El clítoris, foco y centro del mejor de los placeres y colocado en el centro de la misma, escondido entre pequeños labios, se queda pequeño, esperando su tiempo y su llamado; mientras que el pene, no es otra cosa que este mismo botoncito multiplicado de tamaño.
Eso sucede en ese mundo milagroso de la genética -génesis: principio-, donde un laboratorio genial y perfecto trabaja sin tiempo ni cansancio para fabricar los genitales, aparatos reproductores del hombre o mujer venidos de un mismo origen.
Los caracteres sexuales primarios determinan la reproducción, los secundarios la apariencia externa. Unas partes de él aparecen hacia afuera (pene y testículos); en ella se desarrolla hacia adentro (vagina). Lo que en unas se desarrolla, (senos) en los otros se queda pequeño.
Todos tenemos hormonas masculinas y femeninas. A muchas mujeres les salen vellos en la barba o el pecho. Muchos hombres tienen una voz aguda, o le crecen los senos.
Y lo que hace que tengamos caracteres sexuales de uno u otro sexo, y nos miremos a simple vista como hombres o mujeres, es la prevalencia de uno u otro grupo de dichas hormonas.
La mujer tiene un componente masculino
El hombre tiene un componente femenino
Es una especie de conjugación, de acomodo de partes. La vagina húmeda, suave y jugosa, como un túnel misterioso, recepciona al pene que está erecto, duro y expuesto. La vagina se adapta a su volumen y grosor, le permite resbalar y deslizarse, entrar y salir en una “divina proporción”.
Para el placer, tocamos exactamente la misma parte que tenemos en común, el hombre estimula el glande y la mujer el clítoris. Las diferencias verdaderas son las menos y además se complementan.
De un origen común se marcan las diferencias.
Dichas diferencias están hechas con fines reproductivos: El hombre tiene próstata, Ella, útero. Ella produce óvulos, él, espermatozoides.
Y a nivel emocional, somos aún más parecidos.
Tenemos un poco más o un poco menos de lo mismo.
¿Quién es el hombre que nunca sintió el dolor de una pérdida?
¿Quién es la mujer que nunca sintió ganas de moler a golpes a un inoportuno?
¿O por qué existe la sensibilidad de los artistas, o las mujeres aficionadas a la fuerza física?
En algún momento de la historia de la humanidad se dio la división de los géneros. La sociedad escogió qué le tocaba a cada quien, como papel a desempeñar, no como esencia de su sentir o pensar. En algún momento y por razones de sobrevivencia el hombre salió a matar dinosaurios para la cena, y la mujer se quedó dándole de mamar a su cría recién nacida. Se inventaron los roles, los modos de conducta, el poder. Se impuso y de determinó para conveniencia de los unos que las otras estuvieran bajo su control.
Para reafirmar esto, se inventaron los prejuicios, creencias mitad verdades, mitad mentiras que terminan creando los códigos que gobiernan las creencias y las conciencias. Somos educados para ser diferentes, siendo tan parecidos.
¿Qué somos y por qué nos comportamos como lo hacemos? ¿Es un asunto original como el instinto, o algo aprendido y adaptado para ajustar las conveniencias y las convivencias? ¿Qué es la bisexualidad a tu entender? ¿Tener un poco de los dos componentes, o una preferencia por tener sexo con hombres y mujeres “camuflando” la opción sexual?
Lanzo el primer asunto de debate: ¿Cuál sería tu respuesta sexual si te pusieran una venda en los ojos y te reclinaras en absoluta desnudez de alma y de cuerpo, y unas manos suaves acariciaran tu cuerpo y tus genitales? ¿te excitarías y llegarías al orgasmo? ¿De qué dependería, si dependiera? ¿Por qué?
¿Alguna vez quedaste tan maravillad@ ante un paisaje, un atardecer, una emoción, tan, tan grande, como para caer de rodillas ante tanta belleza? ¡El origen donde nos formamos, tronco común del placer y de la vida, es igual o más, de grande y de sagrado!
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