Buscando a Dios

¿Alguna vez te has preguntado dónde vive Dios? ¿En qué lugar se encuentra? ¿Cómo es su casa? Se cuenta que una persona quería encontrar a Dios. Había escuchado que en la naturaleza lo podía hallar. Salió pronto a buscarlo, cruzó campos, caminó senderos, miró en las espigas y las flores, pero no lo encontró. Cada día escuchaba sobre el poder, el cuidado y la protección de Dios, pero no lograba descubrir dónde encontrarlo. Le preguntó entonces a sabios, a místicos, a teólogos, a maestros, fue a templos y monasterios; escuchó tantos comentarios, tantas predicaciones, tantas oraciones acerca del lugar donde vivía Dios, pero seguía sin poder hallarlo. Continuó preguntando por las calles, por los barrios, en la selva, en la cárcel, en las casas de la gente pobre, pero tampoco allí lo encontró. Algunos llegaron a decirle que Dios solo vivía en el cielo y que hace rato Él ya se había ido para allá. Decepcionado, se dio por vencido. Llegó a la conclusión que no estaba en ningún sitio o que estaba demasiado lejos como para encontrarlo. Pronto se olvidó de su búsqueda y se entretuvo con otros asuntos. Cierto día mientras pasaba por momentos muy difíciles, en medio del dolor, del sufrimiento, de la injusticia. Entre miedos, deudas, rencores, malos pensamientos, allí decidió mirar su propio corazón, y fue justo allí donde se encontró con Dios. ¡Ahí estaba Dios! Esperando. Fue tanta su alegría que salió a contárselo a los demás. Era un descubrimiento que no podía dejar en silencio, así que decidió contarlo a todos aquellos a quienes había preguntado inicialmente, y fue su sorpresa que al llegar de nuevo a aquellos lugares pudo ver a Dios donde no lo había visto. Pudo encontrar a Dios en las montañas, en las flores, en los monasterios, en los barrios, en la cárcel. Este hombre descubrió que para poder encontrar a Dios en otros lugares primero tenía que encontrarlo en su corazón. Algo sucede en la vida del ser humano, ocupa tanto tiempo buscando a Dios que se enfrasca en su propia idea. Busca soluciones en factores externos. Cuando encuentra a Dios en su corazón es cuando puede ver realmente que existe. Dios está presente en toda la naturaleza, la sustenta, la mantiene, y hace que de su fruto a su tiempo. Si, es grandioso saber que Dios está interesado en ti, en tu bienestar, en tu felicidad. Al encontrar a Dios en tu corazón también encontrarás solución a tus problemas; hallarás ánimo y motivación para emprender las actividades de tu diario vivir. Recuerda la frase célebre del poeta noruego Henrik Johan Ibsen: “pueden prohibirme seguir mi camino, pueden intentar forzar mi voluntad, pero no pueden impedirme que, en el fondo de mi alma, elija a una o a otra”1 . Ten siempre en mente que el éxito de tu futuro no dependerá solamente de lo que escuches, de lo que veas o de lo que otros te digan que hagas, dependerá de las elecciones que tomes en el transcurso de tu vida. ¿Quieres experimentar algo diferente en tu vida? Decide abrir tu corazón a Dios y deja que Él llene tu vida de felicidad. ¡No te arrepentirás!

Jorge Hernández

Ricardez Autor Referencias 1. Tomado de internet de http://www.frasesypensamientos.com.ar/autor/henrik-johan-ibsen.html - See more at: http://quierovivirsano.net/?p=259#sthash.XpEkoNPJ.dpuf