Usualmente por las presiones sociales y familiares, el ser humano traza derroteros que no siempre coinciden con aquello para lo que se ha nacido. Por tanto, una cosa es lo que uno cree y proyecta para la vida, y otra aquella para la que se ha venido al mundo. Ante esto, prevalecen las necesidades del alma y en lugar de plantear lo que se quiere, habrá que hacer un alto en el camino y pedir a Dios o a la Vida ayuda, para saber qué es lo elegido y cuál es el proyecto de vida planeado antes de nacer.
Hay personas que por ciertas circunstancias de la naturaleza celeste, no están en condiciones o no pueden lograr lo que ellos quieren, pero de todas maneras, están en perfecta sincronía con aquello para lo cual nacieron; sólo que deben tratar de sincronizar el delineado antes de nacer, con aquel concebido en el curso de la vida. Igualmente, existen personas en las que existe una correspondencia entre lo que desean con lo que tienen por misión. Ellas dicen “yo quiero llegar allá” y llegan, porque han logrado entrar en sintonía con aquello para lo que nacieron.
No se puede pasar por alto que por circunstancias de cualquier naturaleza, culturales o familiares,…, etc., hay personas que tratan de lograr las cosas que piensan y por determinadas razones no es posible acceder a ellas, lo que por supuesto es fuente de amargura, conflicto o traumatismo,…, etc. Así que lo importante es sintonizarse con aquello para lo que se ha nacido y entender que el camino recorrido y la meta lograda son precisamente las cosas que se tenían destinadas, y que el propósito es el de sintonizarse positivamente con todo lo que esto implica.Un ejemplo típico es el de aquellas personas que nacen con un cielo que no es proclive para tener hijos y gastan fortunas tratando de lograr un embarazo; esto nos lleva a reflexionar que el trabajo del ser humano no debe ser otro que el de averiguar cuál es el camino elegido para la vida.
Por otra parte, cada cual elige el cielo con el que necesita realizar su primera inhalación, siendo el instante del nacimiento donde se produce el sello para la vida, y en el que Marte, la Luna u otros astros aparecen en este o aquel signo y a tal altura; por esta razón, se elige un trabajo para la vida. Existen signos de dudas, de disyuntivas, como Géminis, Piscis y Libra; otros, de valor y entereza como Aries y Sagitario. Otros vienen a manejar el poder y el brillo como Leo y Escorpión.
La Astrología brinda la posibilidad de conocer estos planteamientos, pese a la existencia de un problema cultural, consecuencia de la formación familiar o académica, en cuanto a que se forma para la sonrisa, la felicidad; para ganar, conservar, mantener, para la vida. Pero no prepara para permitir enfrentar la muerte, el dolor, la renuncia ni el distanciamiento.
La importancia de la naturaleza estelar del natalicio, radica en que el cielo natal permite elaborar apreciaciones sobre el ser humano en todas las esferas de su accionar.
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