Es absurdo pretender que las homosexuales se distinguen externamente. Mujeres de apariencia muy femenina son lesbianas. Sin embargo, es cierto que en sus relaciones pueden diferenciarse, adoptando el papel de varón-hembra o el de madre-hija
Toda clasificación resulta siempre relativa. Y todavía más cuando se trata de tipificar a personas. Mucho más aún en el caso de la sexualidad, fenómeno tan complejo y pluridimensional. Un error que suele cometerse es el de pedir al especialista que le diga los rasgos que tienen las personas homosexuales para reconocerlas. No cabe duda que esto revela la supina ignorancia en torno a este tema.
Vamos, no obstante, a dar una primera clasificación con relación a un factor importante: el aspecto más o menos viril. En efecto, hay mujeres con apariencia masculina que son homosexuales, y otras con apariencia muy femenina que son también homosexuales. Nos guardaremos mucho de «fotografiar el físico» de estas dos clases de homosexuales femeninos. No es un procedimiento válido.
REPARTO DE LOS PAPELES
Pero puede observarse la mayor o menor «virilidad» en las relaciones recíprocas homosexuales. Así, por ejemplo, hay relaciones lesbianas que responden a un modelo de pareja hombre-mujer, siendo las dos protagonistas mujeres. En tales casos una de las dos asume el papel «masculino» y la otra el «femenino».
En este primer tipo o modelo podría pensarse en que la mujer de apariencia más «masculina» asuma el papel masculino, o activo, por oposición al femenino o pasivo, siguiendo los esquemas típicos y tópicos para podernos entender. Sin embargo, la práctica no está en consonancia con las apariencias. Es muy frecuente encontrarse con una lesbiana de aspecto varonil, que se encuentra bastante a disgusto con su cuerpo y que prefiere ser llevada y querida por la que, en apariencia, podría dar la impresión de ser más femenina. ¿Razón? Su problemática psicología hace que ciertas mujeres de este tipo varonil necesiten abandonarse, sin llevar ellas la actividad directa.
Kinsey estableció seis tipos femeninos: de la mujer heterosexual a la exclusivamente homosexual; pero es un dato teórico. Un nuevo tipo de lesbianismo se abre paso en la sociedad: mujeres que no detestan a los hombres ni lamentan ser mujeres.
RELACIÓN MADRE-HIJA
Otro tipo o modelo de relación es el que calca o copia la relación madre-hija. En este caso una de las dos asume la «tutela» de la otra, su protección. Es su regazo. Ni qué decir tiene que esta relación evoca situaciones de infancia. Su estructura hace pensar en una compensación, mucho más satisfactoria, por la facilidad de desempeñar unos papeles menos conflictivos que los de «marido» y «mujer».
Muchas de sus prácticas serán llenas de evocaciones infantiles. Sus caricias podrán ser incluso más tiernas y sensibles, más densas en emotividad y en efectividad. El papel de madre protectora conlleva toda una serie de implicaciones, lo mismo que el de niña protegida.
PREOCUPACIÓN POR EL FÍSICO
No debe pensarse tanto en la morfología física, cuanto en los mecanismos psicosexuales que llevan a ambos modelos a relacionarse y conjuntarse. A compenetrarse. Suele decirse que la lesbiana de aspecto femenino suele preocuparse más de su físico y de su belleza que la lesbiana de tipo o aspecto masculino. Los pocos estudios al respecto llegan a confirmar esto.
Por otra parte, la lesbiana de tipo más bien femenino suele tener más acentuada la dosis bisexual. Quiere esto decir que podría ser variable en sus relaciones, y querer a cierta clase de hombres de su agrado. No así en el otro tipo.
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