En la vida, existe un arte difícil pero posible. Aprender a fluir requiere de un entrenamiento previo porque la mente humana tiende al control de la situación como bien muestra la anticipación recurrente del futuro. Observa la sabiduría del agua del río que sigue su curso con serenidad. Visualizar esta imagen tanto tiempo como te sea posible te aporta una calma inexplicable, tal vez, porque esta metáfora contiene la esencia de la propia vida.
Actuar más y pensar menos
No es positivo actuar por puro impulso sin razonar las cosas. Pero tampoco lo es pensar tanto antes de dar un paso que para cuando te decides a pasar a la acción ya ha pasado tu momento. Es importante aprovechar las oportunidades, ser valiente y arriesgar. Para ello, convéncete de que es imposible dar un paso siendo consciente de la victoria final.
Por otra parte, cuando quedes con amigos para hacer un plan, pon en práctica el ejercicio de confiar en los demás y de dejarte llevar. Para ello, deja que sea tu amigo quien marque el plan o quien elija la película que queréis ver en el cine. Y después de ese plan, evita hacer críticas o comentarios negativos. Este ejercicio es especialmente práctico para quienes tienen la necesidad de tener una agenda programada hasta el último minuto.
Desarrolla tu espíritu aventurero
Desarrolla tu espíritu aventurero porque no existe mayor aventura que la de la propia vida marcada por un guión imprevisible y donde la sorpresa es un aliciente añadido. No saber qué pasará mañana es un buen estímulo para pasar la página del libro con ilusión.
El agua es muy beneficiosa a nivel emocional en todos los sentidos. El sonido relajante del agua ayuda a combatir la ansiedad y el estrés. Además, beber abundante agua a lo largo del día te ayuda a estar hidratado.
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