De forma habitual se suele dar un nombre a la técnica utilizada para centrar la atención. Ello puede inducir a error si quien lo oye o lee llegara a considerar que dependiendo de la técnica que se utilice se pueda llegar a alcanzar un estado diferente de otro. No es así. El estado de meditación es siempre el mismo porque se trata del estado esencial del Ser, de nuestra auténtica y común naturaleza.
Dará igual la técnica o conjunto de técnicas a emplear. Al estado meditativo le va a dar igual el camino por el cual se acceda a la consciencia. Sin embargo, consideramos de importancia relevante que siempre sea la misma práctica, ya que si se varía con frecuencia le estamos concediendo nuestra voluntad al juego siempre caprichoso de la mente.
Por ello, y dado que nuestro interés radica en la profundidad a alcanzar y no en favorecer la posible dispersión mental que la incorporación reiterada de nuevas técnicas pudiera provocar, es por lo que sugerimos trabajar siempre de la misma forma. Así potenciamos nuestro interés en permanecer centrados y en obtener profundidad en la práctica. Descender en vertical hasta el mismo centro interior de uno mismo y no desplazarse en el plano horizontal hacia el exterior.
¿Cuál será la técnica adecuada que nos ayudará a mantener el hilo de la atención sin interrupción?. Aunque la cumbre sea una y la misma para todos, existen tantas sendas como seres humanos. Cada cual debe de elegir la más conveniente a su psiquismo particular. Al principio, el apoyo de un soporte –la respiración, las sensaciones físicas, un símbolo, etc.- puede ser útil, aunque más tarde, cuando la inmersión en el Ser, o estado de meditación, haga su aparición, lo innecesario de tal soporte se hará evidente.
Red Alternativa – Diciembre 07